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Continúa "This is America" de Félix de la Concha en la Galería Siboney

Galería Siboney

Hasta el 8 de septiembre de 2019

 

El artista leonés Félix de la Concha desembarca en Santander con la exposición This is America, en la que reúne algunos trabajos relacionados con sus visiones y vivencias en aquel país. De la Concha, que ha vivido durante dos décadas por estados del medio oeste de los Estados Unidos, retrata en esta su segunda exposición en la galería Siboney entre el 2 de agosto y el 8 de septiembre, (tras su muestra, Fuera de Campo de 1997,) los inmensos paisajes de la América interior.

            La selección de obras que se presentan en Santander, abarcan una cronología amplia, -desde el 2003 al 2018-, y recoge paisajes de North Thetford, (Vermont), Boone, (Carolina del Norte), Iowa City, (Iowa) y Lyme, (New Hampshire).

            Nacido 1962, a los dieciséis años se traslada a Madrid, donde ingresa en la Facultad de Bellas Artes. No deja de resultar curioso que no se licencie a falta de las asignaturas de Pintura y de Pintura de Paisaje, precisamente lo que será su dedicación de manera exclusiva desde 1985, año en que es seleccionado en la Primera Muestra de Arte Joven y su obra se expone en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde recibe el Premio del Público. 

            Por sus raíces cántabras -por parte paterna-, en los primeros años de su carrera concentra su atención en los paisajes de Santander, y especialmente en los de San Román y Ciriego. Son pinturas que lejos de captar aspectos bucólicos tradicionales abordan temas estrictamente prosaicos: transformadores de luz, silos, carreteras comarcales, cementerios... Si bien en ellas se recrea una atmósfera de misteriosa soledad. Obras con las que realizará la exposición que comisariada por Juan Riancho, llevaba por título, Veraneos en Santander y se presentó en el Museo de Bellas Artes de Santander en 1995.

            En 1989 recibe una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para pintar en la Academia de España en Roma. Es entonces cuando empieza a profundizar en un concepto que seguirá siendo relevante hasta el presente, el del tiempo. Su obra pictórica parte del natural y se centra en el género del paisaje urbano y el retrato. En ambos introduce el concepto temporal como fundamento en el proceso de ejecución y en la captación de los motivos, que desarrollará de muy diversas maneras, tanto en obras seriadas y polípticos, como en una pintura resuelta alla prima.

            Concluido el período de su beca extiende su residencia en Roma durante cuatro años más y en esta época crea varias obras seriadas, tales como Nueve meses en Donna Olimpia, El ciprés del Circo Máximo o Un paseo por Doria Pamphili.

           

 

En 1995 se traslada a Estados Unidos. 

 

“Mi primer proyecto largo en América, consiste en cuatro panorámicas desde las cuatro esquinas de un cruce de calles (West Second con Michigan Avenue) en Columbus, Ohio. Cada esquina coincide con una estación. La uniformidad en el horizonte y en la luz me llevó a crear unas simetrías y correspondencias especulares desde esos cuatro ángulos, creando unos particulares ritmos. Esto me supuso pintar en todas las condiciones atmosféricas, incluido el duro invierno del Medio Oeste. Y aquel además fue histórico, inhumano. Pero la fascinación de la nieve me hacía salir incluso a veinte bajo cero. Peor aún, sin ropa adecuada. Incluso siendo de León, esos vientos gélidos no los había conocido en mi vida. Me ponía bolsas de plástico en las botas. Regresaba a casa a descongelarme en el radiador, tomar algo que me resucitara, y vuelta a capear el temporal.

Finalmente completé toda la serie. No sólo se expuso con gran éxito, sino que se quedó en la colección permanente del museo. La adquisición se pudo realizar gracias a una donante que había hecho su fortuna fabricando hula-hoops“.

            Su obra pictórica parte del natural y se centra en el género del paisaje urbano y el retrato. En ambos introduce el concepto temporal como fundamento tanto en el proceso de ejecución como en la captación de los motivos. Se sumerge en un intenso análisis y compromiso personal con el sujeto. Invita con su visión a cuestionar lo real a través de las diferentes fases del tiempo.

            Sus vivencias y visiones de una América muy diversa se plasman en proyectos que alcanzan proporciones épicas como One A Day: 365 Views of the Cathedral of Learning (2002) en la que muestra 365 puntos de vista realizados a lo largo de todos los días de un año. Expuesta en el Carnegie Museum of Art mientras ultimaba los últimos 50 días del proyecto, logra un record de audiencia. Adquirida por la Universidad de Pittsburgh, está ahora expuesta de forma permanente en su Alumni Hall.

            Tras pintar durante dos años en La Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright en Pensilvania, su proyecto Fallingwater en Perspectiva (2005-2006) es expuesto en varios museos, como en el State Museum of Pennsylvania, donde se expone por primera vez de forma excepcional la obra de un pintor vivo. Su composición principal, Under the Falls, está ahora expuesta en permanencia en el Centro de Convenciones de Pittsburgh.

            En Estados Unidos Félix de la Concha completa otras series de pinturas con los temas que encuentra en su entorno. Dice: “Mis composiciones pictóricas se inspiran en el lugar donde vivo. No llego con una idea clara preconcebida”.

            Entre las muestra individuales, además de las anteriores, mencionar: One Season from Each Corner (Columbus Museum of Art, 1998), A Contrarreloj. A Race Against Time (Frick Art Center, 2004), y también otras con series de retratos como Public Portraits/Private Conversations (Hood Museum of Art, 2009) o Portraying Holocaust Survivors (Weisman Museum of Art, 2015)