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La Galería Adora Calvo participa en Artesantander 2019 con "Invisible Azul"

Galería Adora Calvo

Del 13 al 17 de julio

 

El azul, la palabra que lo describe, es la última en llegar a todos los lenguajes. En La Ilíada y La Odisea, con el agua y el cielo omnipresentes, no se menciona el color azul, el mar es de color de vino.

En el siglo XIX William Gladstone, en su estudio clásico sobre Homero, avanzó que en la antigua Grecia se acuñaron primero los términos para blanco y para negro posteriormente para el rojo amarillo y verde y finalmente el azul (1). Siguiendo esa línea Lázaro Geiger estudio entre otros, las Sagas Islandesas, El Corán, La Biblia, los Himnos Védicos, escribió:

"Estos himnos, de más de diez mil líneas, están llenos de descripciones de los cielos. Casi ningún tema se evoca con más frecuencia. El juego de color del sol y el enrojecimiento del día, la noche, la nube y los rayos, el aire y el éter, todo esto se despliega ante nosotros, una y otra vez ... pero hay una cosa que nadie aprendería de estas antiguas canciones ... y es que el cielo es azul ".

Si un lenguaje tiene una palabra para el color azul la tendrás para todos los demás colores, pero no a la inversa. De todas las culturas antiguas las únicas que mencionaron el azul fueron egipcios e hindúes y ambas tenían elementos naturales, tanto en lapislázuli como el glasto o el índigo, que permitían crear el color azul. El nombre del color llego con su pigmento, hay un proverbio que dice “el azul es más azul que la planta de la que se extrae”.

Con la difusión y cultivo de estos pigmentos en Europa a partir siglo IX se convierte en un color de fondo para escenificar la majestad y la divinidad. “Quien de los colores entiende y sabe el significado, debería apreciar el bello azul por encima de todos”, escribe el poeta Guillaume de Machaut en el siglo XIV.

El Azul como negro

Los nativos de muchos lugares describen el cielo como negro. En las culturas primitivas el azul está considerado como matiz del negro, nunca han tenido la necesidad de buscar un nombre específico para ese color, porque para la supervivencia ¿cuál es la necesidad de nombrar el color azul? Los comestibles azules apenas existen, es cuando avanzan las civilizaciones que la palabra para la azul crece desde el negro.

Un par de ejemplos, en el hebreo bíblico está la palabra “kajol”, que significaba negro y después, azul. Lo mismo sucede con la palabra ‘kuanos’ en griego. Homero la usa, pero significa negro, después empezó a significar azul

 

El Azul como verde

Muchas lenguas aún hoy designan azul y el verde con la misma palabra. Incluso en japonés actual el verde de los semáforos se denomina AO, azul. En el antiguo Japón, la misma palabra describía el azul y el verde, en un concepto que unía cielo, árboles, plantas y agua la naturaleza era AO. Esta asimilación es común a muchas otras lenguas, coreana, tibetana, vietnamita, en oriente, y otras tan lejanas como la zulú o los Sioux.

 

El Azul como blanco

En estudios recientes (Deutscher ) niños a los que deliberadamente no se les enseñado una palabra para el azul , asimilan el color del cielo con el blanco, o como incoloro.

Incoloro, etéreo, indeterminado, abstracto. Esta idea está presente incluso en la lengua contemporánea, en italiano l´azzurro, proviene el término Lasur, que es como se llama en alemán a las pinturas transparentes. En el norte de Europa a las historias inventadas se llaman “cuentos azules” o “blueprints” en inglés.

 

Con el cambio de siglo, Pantone proclamó el azul cerúleo como el color del milenio” y “la tonalidad del futuro”

Las obras presentes en ARTE SANTANDER parten de una obra de gran formato en azul cerúleo (cobalto y dióxido de estaño), de aspecto frágil craquelado y continía con un grupo de al menos veinte dibujos que inciden en los tonos y densidades desde lo “negro” a lo “blanco” del azul; Azul egipcio opaco con tonalidades de azurita y malaquita, azul ultramar (lapislázuli afgano), azul de Prusia (el azul con base de sangre), azul cobalto, índigo y finalmente azul Klein, el artista que dijo “el azul no tiene dimensiones está más allá de ellas”.

 

 

Ángeles San José

 

 

 

 

 

 

 

Desde que Ángeles San José (Madrid, 1961) comenzara su carrera en la segunda mitad de los años ochenta, década dominada por el pensamiento posmoderno y la revisión del pasado del arte, no ha dejado de ocuparse del expresionismo abstracto, término aplicado al arte abstracto desarrollado por pintores americanos como Jackson Pollock o Mark Rothko en los años cuarenta y cincuenta. La deriva neoexpresionista y subjetiva de San José en su pintura, sin dejar de lado la pintura minimalista y también su experimentación por medio de la fotografía, lleva a la búsqueda de la individualidad y de una respuesta a una cuestión filosófica que se ha formulado a lo largo de la historia del arte: qué es la realidad.

            En Invisible Azul, Ángeles San José, realiza una investigación sobre la historia del color, que paralela a la praxis artística, reflexiona sobre los múltiples significados del azul. San José aborda este proyecto a través de la pintura y su eterno retorno, medio al cual dedicaría Manlio Brusatin su ensayo, Historia de los colores.

            Pensar en el título del proyecto de San José, Invisible azul, hace que nos preguntemos si lo que quiere decirnos es realmente infinito azul, infinitos azules, azul inmaterial, si se puede aludir a un color sin limitarlo, si como dice Wittgenstein “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.

            Brusatin queda afligido al tratar de abarcar la complejidad y lo irreductible de todo aquello que pueden llegar a expresar los colores. Como si un color desapareciera en el lenguaje que limita su descripción. Trata de presentar este problema entre la imagen y el lenguaje y nos dice: “Los colores no son la realidad de los cuerpos, no son la vida, ni exactamente una ley de la naturaleza; son el reflejo de la abstracción de ella, el artificio en lo natural, es decir, de las figuras […] flujo de imágenes antes de que se diluyan en el hielo de los conceptos […] no significativo pero sí emoción, impresión, memoria”.

            La relación del color azul con la historia del arte, distintas culturas y sociedades, su sentido, múltiples significados y producción de signos, es explorada por San José en este proyecto donde el azul se vuelve irreductible, silencio, e invisible.

Luis San Sebastián