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De gente en gente JOSÉ MIGUEL CHICO LÓPEZ

P A N O R A M A columna JM

 

CHICO LÓPEZ: Geometría compartida y logaritmo humano.

“El tiempo puntillista está roto, o más bien pulverizado, en una multitud de instantes eternos  –eventos, incidentes, accidentes, aventuras, episodios-,

mónadas cerradas sobre sí mismas, bocados diferentes,

y cada bocado reducido a un punto que se acerca cada vez más

a su ideal geométrico de no bidimensionalidad”.

Zigmunt Bauman,

Vida de consumo.

Vivimos en tiempos de realidad compleja, parafraseando a Nick Srnicek diríamos que son de “profunda transformación”[1]. Los mantras de la modernidad reducidos a la geometría de las formas básicas, a la pureza del medio, o a la eficiencia y racionalidad productiva han sucumbido ante una nueva era digital acelerada que condensa el deseo humano y el tiempo presente dentro de un paradigma tecnológico controlado por logaritmos y big data. Si para Bauman lo líquido era la forma óptima de definir la temporalidad en la postmodernidad como disfrute hedonista de un presenteísmo perpetuo, será un nuevo concepto, el time complex[2], el que denomine este nuevo tiempo, “cada vez más gobernado por las tecnopolíticas y predeterminado por los algoritmos del capital”, siendo la digitalización del mundo síntoma de nuestro tiempo. En sintonía con estos flujos de información el individuo, subsumido en este mundo-red, construye su identidad de pantalla en pantalla satisfaciendo su deseo a golpe de clic, dentro de una nueva realidad que no es posible abordar desde una teoría simplista de los hechos.

Ante esta configuración de tiempo presente el anhelo melancólico de retorno del pasado no es posible desde el arte, circunstancia que Chico López indaga en este proyecto en JM Galería. Para el artista, el reduccionismo basado en el cuadrado, el triángulo y el círculo como modelo estético inspirado en la geometría está superado. En lugar de ello, propone una nueva manera de abordar la complejidad del presente mostrando una especie de paisaje topográfico donde todavía queda lugar para lo humano. O más bien poshumano, pues estos “restos”, conclusión del proceso de trabajo al que somete sus dibujos y pinturas, se asemejan más a una conciencia maquínica que a la destreza artesana.

Cercano, a primera vista, al trabajo de autores de la Escuela de Cálculo como Elena Asins, Manuel Barbadillo o Eusebio Sempere, Chico López busca alejarse de esta concepción tan matemática del espacio apostando por dotar a su “algoritmo” de personalidad propia. En este sentido más que partir de una imagen dada de antemano, su proceso de trabajo se nutre de elementos como el azar, o lo aleatorio, tratando de devolver calidez humana a la geometría. El artista plantea un modus operandi del cual no conoce su final, comenzando sus piezas con unas pautas programáticas las cuales deja llevar por el proceso. De un modo cuasi esquizofrénico vemos como la repetición de elementos, líneas y contrapuntos se despliegan por el plano de lo visible, como un intento de desbordar la percepción y esquivar la realidad, recordando por momentos las partituras experimentales de John Cage. Una especie de ritmo inserto en las diferentes piezas acompaña a modo de estructura sinfónica una suerte de paisajes diagramáticos que recuerdan alzados urbanísticos en algunas piezas o apuntes arquitectónicos en otras. En ocasiones se produce cierta sensación de vértigo, la desmesura del contrapunto en forma de dibujo provoca una fuga que desborda la mirada consecuencia de la acumulación de notas de información. Un modo de incidir en la realidad desde dentro planteando una nueva musicalidad imaginaria que se enfrenta a las imágenes silentes de la red, dotando de calidez lo que nos rodea. Es este escenario des-digitalizado donde se posibilita la escapada del flujo cotidiano de información binaria que nos devora y se puede ejercer algún tipo de resistencia al algoritmo-red en un contexto neoliberal de ganancia capitalista.

El proyecto “De gente en gente” se sirve de la tecnología no para conseguir plusvalía sino para ponerla al servicio de lo humano con un ejercicio de intervención desde los cimientos del sistema: “un nuevo proyecto que esté a la altura de la revolución digital” se sirva de “la infraestructura tecnológica de lo contemporáneo, es decir, de los algoritmos que lo determinan” y trate de paliar las consecuencia malignas del capitalismo al tiempo que se vislumbra un horizonte de futuro.

[1] Srnicek, N: Capitalismo de plataformas. Caja Negra. Buenos Aires. 2018.

2 En adelante citas de: Avanessian, A: Miamificación. Materia Oscura Editorial. 2019.

Javier Bermúdez

 

P A N O R A M A columna JM

 

“PANORAMA”, es un proyecto curatorial de la galería que busca ahondar en las líneas discursivas y los ejes conceptuales ya trabajados por el artista José Miguel Chico López en su exposición actual, como proyecto paralelo.

Partiendo de la línea como conformadora del espacio desde donde se amplifica el proyecto, se plantea profundizar e investigar en las diferentes posibilidades que permite un juego que oscila entre lo geométrico y lo orgánico. Es a través de esta encrucijada que se empieza a descubrir el envés de cada posicionamiento estético, de cada trazo, que oculta todo un modelo teórico sustentado y confrontado con su antagónico. Algo que ya vislumbrábamos en el proyecto de Chico López a través de la humanización de su línea. Un trampantojo que detrás de una apariencia maquínica dejaba ver todo un postulado que volvía a poner lo humano en el centro de lo social y abogaba por repensar el modo en que nos relacionamos con el mundo y con los demás congéneres.

Si la cuestión de la forma pura y la geometría fueron una manera de romper con las cadenas del pasado en la época de la modernidad y plantear una nueva sensibilidad estética, más democrática, apoyada en la racionalidad y la producción mecánica, hoy día, en plena eclosión de todo lo que fue denominado como posthistoria, podríamos decir que tanto este ismo, como el de la posmodernidad, han sido sobrepasados como periodos históricos por una época compleja y al mismo tiempo confusa como la actual. En estas circunstancias resulta difícil hablar de estilo estando insertos dentro de un relativismo cultural que todo cuestiona.

 

Nuestra época está caracterizada por la remezcla sin horizonte de futuro. Si acaso un paisaje de restos a su paso, una especie de arqueología de formas que a modo de compartimentos de información entrelaza todo a su paso, conformando un contexto que dota de sentido a la presente exposición. Y no es un uso que esté de más, pues es desde esta noción de presente, de aquí y ahora, que se lanza la posibilidad de que detrás de todo este barullo aún pueda quedar espacio para la construcción de una poética, aunque ésta solo sea desde la confrontación. En el juego de la línea, entre lo recto y lo ondulado, en ese espacio intertextual de entrelazamiento de formas que se abre entre ellos, se incide en la idea de impureza con propuestas aparentemente contradictorias entre sí, que transitan por diferentes ambientes. Especies de espacios, que son atravesados por elementos que navegan por la cultura popular a través de piezas cerámicas y estéticas ornamentales con clara alusión a la cultura andalusí, o indagan aspectos urbanos que dialogan entre lo moderno y lo posmoderno. U otros que enfatizan aspectos lúdicos de la práctica artística haciendo clara alusión al juego, o  experimentan con la relación hombre-máquina dotándose las piezas de un halo misterioso y siniestro. Elementos a medio camino de algo, un –entre- desde donde surge esa idea de hibridación que parece conjugarlo todo dentro de este “panorama”.