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Rosell Meseguer. Exposición individual. FUNDACIÓ MIRÓ MALLORCA


Rosell Meseguer
La disuasión. La marea y el límite
Exposición individual

Fundació Miró Mallorca

14 -10 - 2021 al 10- 01- 2022

 

La bella e inquietante metáfora de la defensa

Textos de Fernando Gómez de la Cuesta

Rosell Meseguer (Orihuela, Alicante, 1976) es una artista que se caracteriza por emprender intensas y extensas investigaciones en ámbitos científicos, históricos, poéticos, mágicos y plásticos, unas líneas de análisis que son tratadas como proyectos autónomos pero con evidentes vínculos entre sí. Una red de redes, un meta-texto colmado de imágenes, relaciones y revelaciones, un mapa de búsquedas y de hallazgos, que siempre se encuentra en crecimiento, revisión y expansión. En esta propuesta titulada La disuasión. La marea y el límite, mientras amplía una de sus exploraciones más longevas, aquella que se inició en 1999 con Batería de cenizas. Metodología de la defensa, Meseguer continúa con su estudio taxonómico, conceptual y espiritual de las múltiples arquitecturas defensivas, de camuflaje, de refugio, de ataque y de frontera que se ubican en diferentes lugares de la costa mediterránea. Unos elementos que ella trata como símbolos de diversas fuerzas: como posicionamientos que se refieren a los totalitarismos, a la protección militar de una nación, de un contexto o de una cultura, pero también como poderosos vectores que conectan con los movimientos reactivos de resistencia y de oposición.

Volver a la caverna es una de las opciones que nos queda para sobrevivir a esta contemporaneidad convulsa, un proceso primitivo de protección, de ocultación, de fortificación, de bunkerización, al que nunca hemos dejado de recurrir a pesar de sus sucesivas y heterogéneas renovaciones. En La disuasión. La marea y el límite los dispositivos arquitectónicos vinculados al control y a la represión, a estructuras de salvaguarda y contraataque, a aquellos elementos que se refieren al fuerte, al muro, a la torre y al búnker, son analizados para dar forma a unas obras que hablan sobre el vacío, sobre el hermetismo del poder y sobre la distancia de éste con el pueblo, pero que también apelan a la belleza, a la irrealidad y a la defensa suicida y romántica de cualquier ideal. Unas estructuras que sirven para articular esa lucha, cada vez más necesaria, que tiene a la cultura, al arte y a la creación como protagonistas activos, como vertebradores de esta conjura resistente que se genera desde el pensamiento, la experiencia, la ética y la estética, mientras se elabora una bella e inquietante metáfora alrededor del límite, del refugio, del ataque y de la defensa.

Meseguer examina, deconstruye y reformula estas representaciones reales, físicas, de protección y de resistencia, en las que no sólo se localiza la figura del combatiente, del soldado, sino también la del migrante, la del rebelde y la del revolucionario. Una trinchera, la de la confrontación entre el poder y el contrapoder, desde donde surgen algunos de los análisis más certeros sobre nuestra contemporaneidad: aquellos que se refieren a la singular arqueología que se establece sobre estos elementos de defensa y de control, tratados como símbolos de conceptos tan presentes y tan complejos como el de espera, el de vigilancia, el de frontera, el de supervivencia, el de resguardo o el de prisión. Estos dispositivos, recontextualizados y replanteados, dejan en evidencia la rigidez e inexpugnabilidad, la inaccesibilidad e impenetrabilidad del sistema, de las estructuras y de las superestructuras compuestas por unas unidades que, sin duda, son uno de los iconos más inquietantes de los diferentes estados que se han instaurado, como monumentos de significado cambiante, en la zona gris de nuestro tiempo.