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Acoso y derribo al museo Las instituciones ante la reducción de presupuesto

EL CULTURAL, 24/09/2010

Elena Vozmediano

La cultura sufre recortes inclementes y muchos museos o centros de arte contemporáneo españoles funcionan bajo mínimos. La repercusión alcanza a todo el sector, pues la actividad de artistas, galerías, comisarios, editores, diseñadores, restauradores, montadores, transportistas depende en considerable medida de la capacidad de los museos y centros de adquirir, producir, exhibir, difundir... Sus directores nos explican cuánto afecta la escasez a exposiciones y colecciones.

Hace unos días se puso en marcha en Gran Bretaña una recogida de firmas organizada por Turning Point Network, una red de artistas y organizaciones de todo tipo dedicadas a las artes visuales, que se propone evitar el anunciado recorte del 25% en la financiación de las artes en este país. Anthony Caro, Tony Cragg, Andy Godsworthy, Mona Hatoum, David Hockney, Damien Hirst, Howard Hodgkin, Anish Kapoor, Richard Hamilton, Antony Gormley o Rachel Whiteread... hasta cien célebres artistas prestan su apoyo a la campaña, que se ha lanzado con un vídeo de David Shrighley (puede verse en savethearts.org.uk). Acumula firmas a un ritmo frenético.

En el arte actual español, ese 25% de recorte se sufre ya en muchos museos y centros, e incluso se supera. A los grandes los ralentiza, a los pequeños los anula. La repercusión alcanza a todo el sector, pues la actividad de artistas, galerías, comisarios, editores, diseñadores, restauradores, montadores, transportistas depende en considerable medida de la capacidad de los museos y centros de adquirir, producir, exhibir, difundir... El 18 de mayo, día de los museos, ADACE -Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España- emitió un comunicado para convertir lo que debía ser una celebración en “una jornada de recuerdo del compromiso con las obligaciones culturales y cívicas que la propia sociedad ha establecido que los museos tengan”, subrayando que: “además de empezar a valorarnos como un sector que tiene mucho que aportar a la nueva economía, debe añadirse lo que realmente aportan los museos a la sociedad: creatividad, innovación, educación, investigación, conocimiento y conservación del patrimonio colectivo. Es esta la verdadera contribución social de los museos, cuyo valor se mide en el largo plazo y no en el inmediato. Invertir en cultura, invertir en patrimonio, conocimiento y educación es construir futuro”. Nada más cierto, pero esa inversión ha pasado a ser la última prioridad de las administraciones públicas.

Algunos proyectos se han anulado o se han redimensionado. Nunca más se supo del Museo de Fotografía en Segovia o del Museo de Cantabria, en Santander; la ampliación de La Regenta en Las Palmas ha sido aplazada sine die, el Centro de Arte Internacional, que iba a formar parte de la Cidade da Cultura en Santiago de Compostela, no se construirá y el discutido Guggenheim de Urdaibai correrá la misma suerte. A día de hoy el Ministerio de Cultura no ha aclarado qué usos tendrá el edificio de Tabacalera en Madrid, que iba a ser Centro Nacional de Artes Visuales. La feria de Salamanca no se ha celebrado este año y se ha declarado bianual; la bienal de Sevilla (BIACS) tampoco ha tenido su correspondiente edición en 2010 y su financiación está en el aire para 2011 tras conocerse la retirada de la Fundación Adach, patrocinador privado procedente de Abu Dhabi. Aún se está pensando qué hacer con Tabakalera en San Sebastián pero la reducción será tan drástica que Joxean Muñoz, su director, dimitió en mayo al anunciarse la “modificación” del proyecto. De la planeada ampliación del CDAN de Huesca, que iba a diseñar Moneo, no se ha vuelto a hablar.

Salir a flote

Es razonable que se paralicen las nuevas inversiones y positivo que se ordene el mapa de las infraestructuras culturales en cada administración, pero es dramático que se destruyan las existentes. Hasta el momento son pocos los casos pero podrían venir más. En Sevilla se cerró el Espacio Cajasol y se ha entregado el espacio de Iniciarte en Santa Lucía a la Agencia del Flamenco, a pesar de la oposición del sector. El Consejero de Cultura andaluz ha anunciado que habrá una sede del programa en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo pero se adivina que no se tratará más que de un “etiquetado” de las actividades del centro relacionadas con el arte joven, que ya existen. Aunque el CAAC ha incrementado el número de exposiciones (de presupuesto modesto) en 2010 “el próximo año no podrá ser así”, dice Juan Antonio Álvarez Reyes. El recorte fue de un millón en 2010 pero a mitad del ejercicio se le anunció un “acuerdo de no disponibilidad” de otros 350.000. La previsión para 2011, con otro millón menos, es lastimosa: se contaría con no más de 700.000 euros para todas las actividades: “Nos costará mucho mantenernos a flote”. En este ejercicio, la colección es la que más ha sufrido, pues “sólo ha dado para terminar de pagar algunas obras y lo poco que ha quedado se ha destinado a no perder una oportunidad relativa a una de las exposiciones que el centro ha producido. El programa educativo es lo único que no se ha tocado por el momento. Todos los demás sí. En cuanto a publicaciones, a partir de este otoño dejaremos de hacer catálogos y editaremos una revista. Con ello esperamos tener mayor difusión y agilidad, además de concentrar los contenidos y abaratar costes”. Con sólo tres bloques de exposiciones al año, no se trabaja menos. “Nos pasamos el día centrados en el dinero, en su carencia. Se ha incrementado drásticamente la carga de trabajo interno y la necesidad de buscar continuamente alternativas. También estamos obligados a trabajar con presupuestos totalmente cerrados desde el principio”. Eso hace que la programación del último trimestre de 2011 no se haya cerrado, por precaución frente a nuevos recortes. Como en casi todas las instituciones culturales de la Junta de Andalucía, se ha cerrado la tienda. Mientras tanto, el Museo Picasso de Málaga, con mayor presupuesto, no ha sufrido por ahora recortes significativos.

El caso de Las Palmas

El Tenerife Espacio de las Artes nació en 2008 en plena crisis y “con el mínimo vital; el presupuesto ya era tan enclenque que reducirlo más en años sucesivos hubiera significado directamente cerrar salas y instalaciones, anular servicios, etc.”, afirma Javier González de Durana. En contraste con el esplendor del edificio de Herzog & de Meuron, el museo ha ido sobreviviendo en ese nivel básico. “He tenido que rechazar la oferta de colaboración con museos como la Tate Liverpool, el MNCARS y otros ya que, aunque participando de metas semejantes y deseando la cooperación, nuestros presupuestos económicos nos distancian tanto que la compatibilidad es inviable”. La colección, tras una pequeña inversión inaugural de 150.000 €, ha contado con un presupuesto “cero”. Sobre las repercusiones de esta precariedad del museo en el sector, comenta Durana: “Con los artistas intentamos no reducir nada; con los demás proveedores de servicios, lógicamente, apretamos las tuercas. No nos queda otro remedio”. Como en la mayoría de centros de arte actual, poco se puede contar con el patrocinio privado: “Me parece incomprensible que Caja Canarias, que destina una cantidad importante de dinero a la cultura, no aporte ni un euro al departamento de educación de TEA, y que el Gobierno de Canarias, que despilfarra sumas alucinantes en su incomprensible programa Septenio, tampoco nos aporte un miserable euro. A pesar de ello, no nos ha ido mal en este terreno, aunque ha habido que luchar mucho; gracias a los patrocinios hemos podido presentar unas actividades de cierta dignidad”. Para el 2011 espera “más de la misma escasez, previsiblemente empeorada”.

Nunca será peor, en cualquier caso, que la del vecino Centro Atlántico de Arte Moderno, en Las Palmas. Federico Castro, director en funciones que dimitió recientemente, afirmaba que la reducción de presupuestos había llevado “hasta extremos de estar a cero para actividades desde el mes de enero, lo que hace imposible mantener con coherencia los compromisos adquiridos e impide poder anunciar una programación, cuando hay ocho proyectos expositivos con contratos firmados que se retrasan una y otra vez por no existir seguridad de que se puedan llevar a cabo las producciones”. La exposición que cierra la programación este año, sobre Le Corbusier, sólo se ha podido confirmar en agosto, cuando en condiciones ideales un centro de arte trabaja a dos o tres años vista. En 2010 se han utilizado los sueldos previstos para plazas que no se han cubierto (entre ellas la de director) para sufragar las exposiciones y actividades, por un total de 160.000 € pero aún así se tuvieron que suspender todos los programas educativos escolares que se venían realizando.

Menos de un millón

Muchos centros de arte prestigiosos tienen presupuestos totales por debajo del millón de euros. Es el caso del CDAN, el Da2 en Salamanca, el Espai d’Art Contemporani de Castellò (EACC), el Bòlit en Gerona, el Centro Huarte en Navarra, el Museo Esteban Vicente en Segovia, la Sala Rekalde en Bilbao o La Panera en Lérida. Varios de ellos están entre los 500.000 y los 700.000 euros. Resulta milagroso que hayan conseguido tener programaciones muy dignas e incluso, algunos, realizar adquisiciones. En estos centros los gastos están tan ajustados que un recorte de un 5% sería ya difícil de asumir... cuando están teniendo mermas de hasta el 40 (Esteban Vicente) o el 50% (CDAN). El presupuesto del EACC ha sufrido un recorde de la mitad, que se mantendrá también para el 2011: de 800.000 a 400.000 euros.

Son situaciones de gran precariedad, a años luz de la relativa bonanza del Reina Sofía. Con un 16% de recorte acumulado en estos dos años y 55 millones de presupuesto en 2010, el MNCARS juega en otra liga. Hay que tener en cuenta su “rentabilidad” en cuanto a número de visitantes, la atracción de turismo y, sobre todo, que emplea directamente -entre internos y vigilantes externos- a unas 500 personas. Invirtió en 2009, sólo en adquisiciones, más de 13 millones. Manuel Borja-Villel no ha perdido patrocinadores, no ha tenido que cancelar exposiciones, ni renunciar a sus planes de reordenación de la colección, que suponen triplicar el espacio y duplicar el número de obras expuestas, aunque ha habido una ralentización de las compras. “En paralelo -dice- se han incrementado los esfuerzos para conseguir importantes depósitos y donaciones. Las partidas más afectadas han sido las dedicadas a publicidad, protocolo, viajes, personal y actividades paralelas -se ha minimizado, por ejemplo, el programa de danza-. “Para 2011 se esperan recortes en los principales capítulos: un 6% en gastos de personal -no se cubrirán algunas vacantes-; un 10% en gastos corrientes y un 17 % en inversiones, lo que supone que se aplazarán las reformas de espacios. Y haremos menos exposiciones: pasaremos de las 15 actuales a entre 10 y 12”.

Sin fondos para compras

Pero otros museos que contaban con cantidades abultadas para compras viven otros tiempos. La Sociedad Tenedora del Guggenheim, participada al 50% por el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya, podría aprobar a finales de 2010 la suspensión temporal de adquisiciones para el museo. El viceconsejero de Cultura del Gobierno Vasco, Antonio Rivera, declaró en mayo que “comprando cuadros en Estados Unidos no ganamos muchos puestos de trabajo”.

También en el País Vasco, Artium capea mal que bien el temporal. Daniel Castillejo refiere que ha aumentado el presupuesto ordinario para adquisiciones pero ha sufrido una reducción general del 10 % en todas las partidas de gasto del presupuesto. El patrocinio, una partida importante en este museo, ha bajado muy ligeramente al perderse dos patronos privados. Aunque las exposiciones de gran presupuesto han pasado de 8 en 2009 a 6 en 2010, se ha incrementado el número de las medianas y pequeñas. “Al tener el Museo menos fondos económicos, hay menos capacidad de generar actividad entre los profesionales con los que trabajamos, y lógicamente eso repercute en su calidad de vida”.

En el MUSAC de León, antaño activo comprador, la reducción de exposiciones comenzó en 2009: en vez de tres bloques expositivos se hacen dos -es decir, las exposiciones grandes se mantienen durante seis meses; el MUSAC ha programado en 2010 sólo dos-, lo que se compensa con una mayor rotación en Laboratorio y Vitrinas y con actividades paralelas como conferencias, seminarios o congresos, invitaciones a artistas, etc. La colección es la más perjudicada. En 2008 el presupuesto para adquisiciones fue de 1.5 millones; en 2009, de 600.000 € y en 2010, de 300.000 €, hasta el momento. A Agustín Pérez Rubio le enoja que “en un momento en que las colecciones públicas pueden invertir menos, los precios de las obras de arte sigan siendo desorbitados en los segmentos más altos del mercado”. Como muchos museos, ha echado mano de la colección propia -ahora una selección de arte latinoamericano- para mantener la actividad expositiva, dentro y fuera del museo. “Las becas se han reducido de 70.000 a 45.000 € y algún catálogo se ha quedado colgado, pero no ha habido despidos. Hasta ahora no había recurrido a la búsqueda de patrocinios pero este año he conseguido ayudas de algunos organismos públicos; las grandes empresas -se queja- sólo están interesadas en los museos con más visitantes y más mediáticos: el Prado, el MNCARS, el Thyssen o el MNAC, olvidando la importancia del tejido intermedio”. Quienes están siendo más generosos son los artistas, donando obras y cubriendo, cuando pueden, gastos de producción o de publicaciones.

Pero hay más, cuando el equipo ha conseguido ajustarse al presupuesto fijado a finales de año, llegan otros nuevos en cualquier momento. Le ha pasado al CAAC y también al MUSAC: a la reducción general del 40% se ha sumado la exigencia de la Junta de Castilla y León de que todos los departamentos públicos reduzcan su gasto corriente un 20%. Pérez Rubio ha obedecido con buen ánimo y se felicita incluso porque se han racionalizado gastos y se aprovechan mejor los recursos materiales y humanos propios.

El Domus Artium de Salamanca (DA2) se enfrenta a serias dificultades económicas agravadas por la pérdida de más de un 75% en el patrocinio. “En estos años hemos tenido aportaciones muy generosas de entidades privadas españolas como Caja Duero o Bancaja que actualmente están paralizados. Afortunadamente los hemos sustituido por patrocinios de entidades culturales extranjeras como FRAME (FInlandia) o IFA ( Alemania). Esto no afecta sólo al número de exposiciones, sino a la envergadura de los proyectos -dice Javier Panera-. Antes de 2009 hacíamos cuatro cambios de programación anuales (con cuatro nuevas exposiciones por trimestre). Actualmente sólo hacemos tres cambios y el de verano más ligero... Hemos pasado de 15 muestras anuales a unas 9 o 10. Y a realizar más exposiciones con la colección para ahorrar costes”. ¿Qué repercusiones tiene esto? “Es una cadena en la que todos los profesionales se ven afectados. Desde los auxiliares de sala y la vigilancia (hemos reducido en verano las horas de apertura al público) a las empresas de transporte y montaje o las imprentas con las que trabajamos (se hacen menos publicaciones y más modestas), a comisarios externos o empresas de servicios con las que normalmente colaboramos en la gestión de las exposiciones (los proyectos didácticos duran menos tiempo y se contrata a menos personas)?. Todos ellos reciben menos encargos por nuestra parte, reducciones de horarios y de personal? Me consta que muchas de las empresas que colaboran a distintos niveles con museos de Castilla y León están reduciendo plantilla”.

Mal también en Cataluña

También el MACBA está manteniendo algunas exposiciones durante seis meses y posponiendo proyectos incluso hasta 2012. En La Capella se harán dos proyectos en vez de tres y ninguno en el Centro de Estudios y Documentación. Se sacará, como en tantos otros museos, más por extenso la colección y se prevé la reducción de producción de obras, lo que repercutirá en los artistas. En palabras de Bartomeu Marí, “todos los departamentos del museo se han visto afectados. Los mayores recortes recaen en el capítulo de inversiones y los menores en seguridad y limpieza. Asimismo, hemos trazado un plan de ahorro energético y de agua. La actividad es menor y por tanto la necesidad de colaboradores externos se mitiga. No afecta tanto a artistas y comisarios, pero sí a las empresas de transportes y seguros, ya que algunas de las grandes exposiciones se han aplazado”. La colección, gracias a las aportaciones de diferentes fuentes públicas y privadas a la Fundación MACBA, ha salido bien parada. Y más tras unirse a la de la Fundación "la Caixa". Aún así, "las adquisiciones en 2010 serán equiparables a las de 2009 pero en el caso de los fondos de obra propios, los efectos de la crisis se notarán en las compras de 2011".

En otros centros catalanes la incertidumbre es aún mayor, pues como explica Glòria Picazo, directora de La Panera en Lérida, muchos de ellos, muy posiblemente también éste, entrarán a formar parte de la “Red de centros de arte de Cataluña” cuya financiación dependerá del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (ConCA). Ya en 2009 La Panera redujo de 4 a 3 los programas expositivos anuales, cada uno con sólo una o dos muestras (cinco en total en 2010). Se ha mantenido la aportación de la Generalitat y el modesto presupuesto municipal para adquisiciones (60.000 €) -”teníamos dos patrocinadores privados para adquisición de obra en el marco de la Biennal d’Art Leandre Cristòfol y en esta edición no han podido participar”- pero ha bajado la asignación corriente del Ayuntamiento. “Lo que sí que ya es casi seguro es que el año que viene tendremos que dejar de organizar exposiciones colectivas que en estos momentos requieren un gran esfuerzo presupuestario a nivel de transportes, honorarios, derechos de exhibición y reproducción, correos, gastos de préstamos por parte de los museos, etc. Evidentemente, ha cambiado sensiblemente la dinámica de trabajar del centro, buscando presupuestos más ajustados. Todo ello afecta muchísimo a las pequeñas empresas, sobre todo porque las administraciones no están saldando las facturas en los plazos establecidos por la ley. Y ello repercute en todos los profesionales externos”. Lo mismo ocurre en otras administraciones: Lorenza Barboni, directora del EACC, refiere que "el retraso en los pagos ha dificultado el trabajar con ciertas empresas y tener que prescindir de sus servicios. En cosas tan básicas como servicios de mensajería, correos..."

La “optimización” de los recursos es perentoria. “En LABoral Centro de Arte -comenta Rosina Gómez-Baeza- hemos tenido que recortar gastos en temas relacionados con los horarios de apertura al público, consumos, vigilancia, personal de salas y de puestos de información, adquisición de fondos para la Mediateca y de publicaciones y objetos para la tienda. Estamos velando por el cumplimiento de objetivos y haciendo un estricto seguimiento de los procesos de trabajo. Si bien en 2010 hemos recortado la inversión publicitaria, se ha intensificado nuestra presencia en las redes sociales. Se está formando al personal para el desarrollo de actividades que anteriormente se encomendaban a empresas externas. Estamos mejorando, también, la metodología e implantando herramientas de gestión on line que facilitan y aceleran las tareas administrativas y la toma de decisiones”.

Diseño, edición, montaje, informática, mantenimiento e incluso limpieza son las actividades empresariales más afectadas. También los periódicos y revistas que dejan de tener inserciones publicitarias. Rosa Olivares, que edita tres revistas de arte, Exit, ExitExpress y ExitBook, ve el panorama “negro zaino”. “El primer año de la crisis desapareció la publicidad privada; ahora la institucional se ha reducido en un 80%”. Además, tanto administraciones públicas como museos y centros tardan meses, en ocasiones más de un año, en pagar las facturas, lo que agrava el ahogo de las revistas. “Y ya nos están avisando de que el año que viene será peor”. La empresa reduce gastos dejando de ir a algunas ferias, ajustando las tiradas, prescindiendo de traducciones... pero los gastos mayores, imprenta y salarios, no pueden apenas tocarlos. Las ayudas de organismos públicos a la edición o a la promoción internacional han disminuido radicalmente y las revistas, de por sí frágiles como negocio, intentan atravesar el “Mar de los Sargazos” diversificando sus actividades y apoyándose en los suscriptores individuales. Alicia Murría, directora de Artecontexto cifra la disminución de publicidad en un 20% y reclama: “Hay consenso sobre la importancia de que existan buenas revistas independientes especializadas en arte actual pero a veces se olvida que necesitamos el apoyo de suscriptores y publicidad para seguir existiendo”. Como comisaria, denuncia que diversos centros ofrecen remuneraciones a los comisarios independientes que se retrotraen a diez años atrás. Es una de las profesiones “externas” más afectadas, pues las instituciones tienden a confiar a su propio personal -cuando no lo hacen los propios directores- el comisariado de las muestras. Además, como ya venía siendo habitual, exigen muchas veces a los comisarios independientes que asuman tareas “extra”, que no les corresponderían, en la organización de las exposiciones.

Las galerías españolas nunca han sido, con algunas excepciones, empresas boyantes pero en los dos últimos años han tenido que “trabajar el doble para conseguir la mitad”, como dice José Martínez Calvo, presidente del Consorcio de Galerías. En una encuesta que hice hace un año, diversas galerías españolas, todas reconocidas pero de diferente perfil, declaraban ventas muy desiguales a las instituciones públicas: la mitad hablaban de un porcentaje del 5 al 15% y el resto de entre el 30 y el 50%; una incluso refería un 60%. La ralentización o paralización de las adquisiciones en museos afecta, lógicamente, en distinta medida a unas y a otras. Y a unos artistas más que a otros. Pero entre la disminución de las posibilidades de hacer producciones o participar en proyectos en centros de arte y la bajada general en las ventas en galerías, la gran mayoría están en situación difícil.

¿Serviría de algo promover en España una campaña similar a la británica? El porcentaje de población que visita los museos y centros y que se interesa por el arte no cesa de aumentar, pero me temo que la sensibilización general no alcanzaría el nivel necesario. Y, sin embargo, es justo defender no sólo la supervivencia de las instituciones culturales sino también una dotación pública adecuada para que puedan cumplir las funciones que se les asignan. Que algunos centros en distintos puntos de nuestra geografía nacieran ya desproporcionados, con una dimensiones que exigen unos gastos demasiado elevados de mantenimiento y personal, no es culpa ni de los ciudadanos ni de los profesionales del arte sino de los responsables políticos con ambiciones faraónicas que quisieron ir más allá de sus posibilidades. Si en el pasado se gastó demasiado, bien está que se racionalicen los presupuestos; pero en muchas ocasiones éstos fueron siempre adecuados o, a menudo, insuficientes. Si se bajan más se pone en riesgo la continuidad de lo construido con tanto esfuerzo. Y nunca podrá la cultura española tener la merecida presencia internacional si no recibe el apoyo necesario para desarrollarse con fuerza dentro de nuestras fronteras.