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EDWARD LIPSKI presenta "Skin and stone" en la Galería Maior de Palma de Mallorca

Galería Maior

Inauguración: 21 de septiembre de 2019

Enfrentarse a la obra de Edward Lipski es una experiencia en si misma. Y es así por que este artista tiene la habilidad de infundir sus piezas de una resonancia especial que opera a través del tiempo y el espacio. El uso tan prolífico que hace de imaginería antigua, moderna y postmoderna tiene como resultado una práctica vibrante caracterizada por una inusual, pero al mismo tiempo muy agradable, complejidad conceptual y visual. El interés de Edward Lipski por el lenguaje, la cultura visual y la iconografía así como por los rituales, la religion y la naturaleza, resulta en una obra multifacética que entrelaza numerosas referencias. Lipski entiende el arte como un acto de comunicación —un complejo mecanismo de expresión a través del cual elabora un vocabulario que pretende generar un cierto grado de incomodidad y confusión. 

El trabajo de Edward Lipski se basa en un ejercicio constante de desplazamiento material y conceptual; y es a través de esta estrategia que el artista problematiza dos términos aparentemente opuestos como lo son la contemporaneidad y la tradición.

Pero qué pasa si, como dice Roland Barthes ‘lo contemporáneo es lo inoportuno’ o bien como Giorgo Agamben comenta ‘pertenece verdaderamente a su tiempo, es verdaderamente contemporáneo aquel que no coincide perfectamente con él ni se adecua a sus pretensiones’? Edward Lipski parece estar al corriente de este embrollo existencial y es por ello que su práctica artística cuestiona esencialmente la concepción que tenemos sobre la existencia, poniendo así en duda cualquier tipo de sistema de creencia preestablecido. A nivel formal, la obra de Lipski incorpora múltiples referencias culturales y religiosas que van desde culturas antiguas hasta sociedades actuales. Esta combinación de pensamiento abstracto y una práctica esencialmente arraigada en la cultura material permite al artista explorar los rituales y discursos que median nuestra relación con la realidad.  Hace setenta mil años tuvo lugar la revolución cognitiva con la que, por primera vez, los humanos fueron capaces de imaginar cosas que no existían. Prueba de ello es el leon-hombre de Stadel de hace 40.000 años. Dicha revolución permitió a los humanos primitivos no solo la habilidad de soñar si no la capacidad de compartir un horizonte cultural común cosa que contribuyó decididamente al desarrollo de las primeras sociedades arcaicas y con ello la aparición de una plétora mitos, religiones y otras de estructuras de poder.  Si consideramos la obra de Edward Lipski en su conjunto parece bastante claro que el artista busca crear una nueva cosmogonía compuesta de criaturas híbridas, pero que en vez de contar fábulas sobre los orígenes del mundo son más bien un relato alternativo, a veces irracional, de la historia de las culturas. Y esto lo hace de forma realmente seria y reflexiva pero a la vez con un toque de humor muy ácido ya que, por ejemplo, mientras que el espectador reconoce las múltiples referencias culturales que utiliza, las obras en si mismas permanecen inaccesibles, mudas. Una mudez muy ensordecedora por que esta distancia insalvable creada entre objeto y sujeto viene acompañada por un tsunami de información que conecta directamente con nuestro horizonte colectivo.

Lo más excepcional en la obra de Edward Lipski reside en que en su continuo especular hace que el espectador deba permanecer atento, en guardia, forzándolo así a que se tenga que reposicionar continuamente, tanto conceptual como afectivamente.  Las obras que componen Skin And Stone están claramente inspiradas en imágenes arcaicas pero aun así tienen algo que las hacen realmente modernas; un sentido de imperturbabilidad coexiste con un toque actual que revitaliza todo el lote. Existe sin embargo también un sentido de calamidad que recorre toda la exposición. La dureza de Axe Head and Tool, por ejemplo, con sus brutales hendiduras y sus abruptas sombras convierten estas piezas en objetos más bien amenazantes. Las obras Plant y Dog-Rabbit no son menos intimidatorias —mientras que la primera nos lleva a pensar en el tipo de vegetación de la era Jurásica, la segunda nos recuerda a la figura imperturbable de Anubis, guardián del infra mundo, pero que en este caso ha sido sarcásticamente hibridizado con atributos de conejo. En las paredes se encuentran Mystical Vandalism, tres piezas exquisitas que el artista ha intervenido rallando febrilmente sus superficies creando así una amalgama de motivos ilegibles que quizás apuntan hacia una forma de comunicación primordial. Finalmente, todas las obras han sido dispuestas a la altura del visitante para incrementar la intensidad del encuentro entre obra y espectador. De la misma manera, la cohesión de la paleta de color responde al deseo del artista de crear una continuidad visual que le permite crear un contexto immersivo. 

Edward Lipski (Londres, 1966) ha expuesto en Bélgica, UK, US, Suiza, Holanda, Italia and España, entre otros. Exposiciones recientes incluye: The Garden, Bonnefantenmuseum, Maastricht, BE (2017), Tim Van Laere Gallery, Amberes, BE (2016), Alan Koppel Gallery, Chicago, USA (2015). Su trabajado forma parte de colecciones de arte internacionales como Bonnefantenmuseum, Maastricht, The Netherlands Centraal Museum, Utrecht, The Netherlands MUDAM Luxembourg, The Arts Council, UK, La Maison Rouge, Paris, Francia, S.M.A.K., Gent, Belgica, M HKA Amberes, Belgica, Magasin 3, Suecia, Stedelijk Museum het Domein Sittard, Holanda BASMOCA, Londres, UK, y Fondation Antoine de Galbert, Paris.