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Entrevista a Elena Vozmediano en A-Desk

“Vamos a mirar siempre hacia delante”

Entrevista a Elena Vozmediano (Presidenta del IAC, Instituto de Arte Contemporáneo)

por A-DESK

El Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) es una asociación interprofesional del sector del arte contemporáneo. Reune desde artistas a galerístas, pasando por críticos, comisarios o directores de centros. Su intención es ser un interlocutor del sector con la administración. El trabajo que le queda por delante es la profesionalización en las relaciones entre los agentes del arte contemporáneo. Con muchos frentes abiertos: conflictos varios, destituciones injustificadas, puesta en marcha de buenas prácticas profesionales, concursos... Elena Vozmediano, crítica de arte que siempre ha dejado patente su independencia, es su actual presidenta. Durante la última edición de ARCO aprovechamos para entrevistarla.

A-DESK: ¿Cuándo y por qué aparece el Instituto de Arte Contemporáneo?

ELENA VOZMEDIANO: El Instituto de Arte Contemporáneo se fundó oficialmente en diciembre de 2004, aunque hubo un período de gestiones anterior a su constitución. Previamente se había celebrado una asamblea en Ifema con la idea principal de analizar las causas de la escasa representación del arte español en la escena internacional y proponer soluciones. En esa reunión surgieron otros problemas que aquejaban y aquejan al arte actual, entre otros los cambios injustificados en la dirección de los museos. Todos sabemos que no sirve de nada manifestarse individualmente; hablamos entre nosotros, pero ¿cómo trasladas eso a quien toma las decisiones? Así que algunas personas empezaron a madurar la idea de formar una asociación. Simultáneamente se construían otras asociaciones: la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE), el Consejo de Críticos de Artes Visuales y el IAC. Confluyó todo este movimiento asociativo y empezó a organizarse el sector.

Al principio se pensó que el IAC podría ser una especie de plataforma de asociaciones pero a la vez quería incluir individuos. Las asociaciones no veían claro cómo podría ser el funcionamiento: que en la junta directiva estuvieran representadas las asociaciones y que tuvieran el mismo poder de decisión que los individuos era complicado. Y aunque hubo conversaciones y en un momento parecía que se podía llegar a un acuerdo, en vísperas de diciembre se rompió. Esa asamblea fue la primera en la que yo participé y decidimos constituirnos como asociación de individuos.

A-DESK: ¿Cuáles son los objetivos de la asociación?

EV: Hacer propuestas de regulación. Propuestas que no tienen ningún poder normativo, ni siquiera los acuerdos a los que llegamos con la administración. Por ejemplo, el documento de Buenas Prácticas es una recomendación. Nada más. Lo que perseguimos es crear un clima de opinión y hacer propuestas de regulación sobre aspectos en los que hasta ahora todos hemos funcionado como hemos podido. Tratamos de analizar las distintas situaciones que cotidianamente se nos presentan a los profesionales y negociar entre nosotros qué es lo que nos conviene y qué es lo que nos beneficia a todos.

A-DESK: ¿Cuáles son los perfiles que aglutina el IAC y cómo seleccionáis los miembros que entran en la asociación?

EV: Hay artistas, comisarios, críticos, directores y empleados de museos, conservadores, gestores culturales, coleccionistas y docentes... normalmente docentes que tienen alguna otra actividad dentro de la comunidad artística. Quien quiera puede entrar. Se pide, según establecen los estatutos, el aval de dos miembros de la asociación, pero incluso si el interesado no conoce a ninguno, con un breve currículo que demuestre su dedicación profesional al arte actual su candidatura será evaluada por la junta directiva y con muy pocas excepciones aprobada. Ha existido la idea de que era un club cerrado, pero no lo es. En la Web se explica perfectamente cómo acceder. También cuáles son los asuntos principales en los que estamos trabajando.

Otras asociaciones

A-DESK: En un país en el que hay asociaciones de críticos, de artistas, de galeristas mil, incluso de directores de museos: ¿cuál es la relación con esas otras asociaciones? y ¿cómo ves el manejo de un Instituto que puede funcionar como un sindicato transversal?

EV: Las relaciones con otras asociaciones son bastante buenas, a pesar de que en un primer momento hubo recelos, comprensibles, pues se podía sospechar que queríamos estar por encima de ellas. Pero en seguida se vio que no y que, mejor aún, podíamos compartir proyectos. Cada vez que estudiamos un problema o cuando tenemos una propuesta en fase borrador, en primer lugar se lo pasamos a las asociaciones para que vean si quieren participar. A veces dicen que sí y trabajamos juntos, otras dicen que no y lo sacamos adelante nosotros.

Es la realidad del mundo en el que nos movemos. Nos cruzamos todos. Nuestras actividades no son independientes. No tienen sentido si no nos relacionamos. Así, en cada grupo de trabajo procuramos que haya gente de diversos sectores o gremios, que haya un artista, un crítico o comisario, alguien que esté en un museo, un galerista. Esto nos aporta distintos puntos de vista, y así podemos saber por dónde flaquean las propuestas o qué problemas pueden surgir al desarrollar esa idea que estamos debatiendo. Me parece algo muy positivo. También porque hay profesionales que no tienen sus propias asociaciones, como los comisarios. O una persona que lleva diez años trabajando en una galería: puede estar perfectamente dentro de la comunidad artística, relacionándose con todos los demás, entonces ¿por qué no puede participar? Al fin y al cabo de lo que se trata es de eso, participar. Y definir lo que queremos y cómo conseguirlo.

A-DESK: Pero ¿no crees que en términos de objetivos se pisan unas a otras? Y en el fondo no se ofrece una voz unificada, sino una voz más.

EV: Nosotros hemos redactado un documento de derechos del usuario de museos y centros de arte. Quizás este documento debería haber partido de ADACE. ¿Os referís a ese tipo de interferencia?

A-DESK: Sí, y por ejemplo el documento sobre los salarios de los artistas que elaboró la asociación de artistas y el documento sobre buenas prácticas que ha sacado el IAC tienen algunos puntos muy parecidos.

EV: Claro, la diferencia sería que nosotros propondremos una versión consensuada. Lo que han publicado los artistas son sus demandas, que tendrán que negociar. Las recomendaciones que nosotros daremos a conocer llevarán adelantado que las 40 galerías que hay en el IAC y los casi 50 artistas ya las hayan aprobado. Es un ejemplo de posibilidad de acuerdo. Naturalmente, nuestra intención es dialogar con las asociaciones de artistas para intentar aproximar al máximo las posiciones, que ya son muy cercanas.

A-DESK: Regular tiene que ver con establecer normas de comportamiento; ¿hasta qué punto? ¿salarios, por ejemplo?

EV: No hasta ese punto. Defendemos que tiene que tiene que haber honorarios, pero no decimos, como han hecho los artistas, que tienen que ser del 15% de la exposición. Por lo menos, de momento no hemos entrado en ese detalle. No nos centramos tanto en la remuneración como en los procedimientos, en la idea de las buenas prácticas para todas las actividades. En este sentido, nos importa que se entienda que no atacamos a las personas. Cuando cuestionamos una práctica nunca vamos a dar un nombre. Y vamos a mirar siempre hacia delante. No vamos a juzgar a la gente por lo que hizo hace cinco años porque así no se avanza. Creo que podemos trabajar juntos, dejando atrás esos enfrentamientos que ha habido durante mucho tiempo dentro del mundo del arte, dentro de la crítica, del galerismo, de los museos, etc. Se va imponiendo el respeto mutuo, basado en la profesionalidad. La percepción que tiene el público y la sociedad en general del mundo del arte es bastante negativa. Intentemos cambiarlo siendo muy positivos.

Vigilancia

A- DESK: La misión del IAC es que el sector del arte contemporáneo tenga una interlocución con la administración, suponemos que esto implica una parte de vigilancia.

EV: Sí, pero de vigilancia no policial. Se trata simplemente de advertir sobre los procesos que no nos parecen correctos. Dentro de la Web hemos abierto una sección de buenas y malas prácticas, que aún debemos completar, en las que ponemos casos para orientar y poder hacer un poco de presión.

A-DESK: ¿La Web es el instrumento de comunicación principal?

EV: Hemos utilizado el formato comunicado de prensa con desigual éxito... Ya sabéis lo que pasa en los periódicos: estas cosas sólo interesan cuando hay algo morboso o con consecuencias políticas. Ha funcionado a veces, por ejemplo, en el último caso, con el MUSAC, porque a los diez días ya estaba hecho el anuncio de convocatoria del concurso. O sea, que a veces nuestras acciones tienen efecto. En algunas ocasiones se nos ha cuestionado porque la idea de concurso no acaba de convencer a muchos. Pero en realidad eso es sólo una pequeña parte de lo que pretendemos. Claro que hay que hacer concursos, pero en los museos es fundamental que haya autonomía de gestión.

A-DESK: Bajo vuestra óptica, ¿qué tipo de concurso es el ideal? Hasta ahora se han hecho concursos abiertos a proyectos, pero también hay otros modelos: por invitación expresa, un folio de intenciones…

EV: Nosotros defendemos el proyecto. La mayoría de los museos españoles no tiene proyecto, así que es una manera de encaminar el programa y la acción de la propia institución. También es una manera de juzgar la gestión después: para saber si se han conseguido los objetivos fijados o no y, al mismo tiempo, es la carta que tiene el director para defenderse de ataques injustificados.

Creo que estamos en una fase de transición: por una parte las administraciones tienen miedo de soltar las riendas completamente a la hora de elegir y hacen unos concursos que están un poco orientados hacia el perfil que están demandando, lo que tiene cierta lógica. Pero los patronatos tienen que ganar fuerza. Las convocatorias las tienen que hacer los patronatos y no las administraciones. Eso es a lo que vamos. En cualquier caso, el sistema de concurso está en periodo de rodaje en España. Ahora vemos procedimientos de concursos que no son 100% ideales, pero vamos a ir trabajando para que sí lo sean.

A-DESK: Has hablado de buenas prácticas, algo que no sólo por parte de la administración sino por colegas de la crítica y del pensamiento contemporáneo ha sido recibido con un tono incluso de burla. ¿Cómo lo analizas?

EV: Los que trabajamos con estas ideas podemos parecer ingenuos a veces, y seguramente nuestro planteamiento lo es un poco deliberadamente, porque somos conscientes de que hay muchas barreras que superar y muchas resistencias, pero creo también que con cinismo no se avanza. Los cínicos no se mueven. Hay tanto por hacer que más vale pecar de ingenuidad o excesivo optimismo y empezar a hacer cosas. En la asociación somos 175, apreciamos el apoyo de todos y cada uno de miembros, pero haría falta más gente en cada uno de los grupos de trabajo.

Tendremos que seguir esforzándonos aún mucho tiempo para conseguir la implantación de las buenas prácticas en museos y centros. Vamos a firmar el documento, junto a las otras asociaciones que lo redactaron, con el Gobierno de Aragón. El programa electoral del PP en Galicia incluía el compromiso de asunción del mismo, por lo que esperamos que pronto se haga efectivo, y hay buena disposición en Murcia también. Será muy importante porque hasta ahora las comunidades autónomas han hecho concursos pero no han asumido el documento, y asumir el documento es comprometerse a dar autonomía y a tener unas formas de funcionamiento más acordes con lo que necesitamos.

A-DESK: ¿De qué temas se ocupan los grupos de trabajo que has mencionado?

EV: Hay un grupo encargado de llevar a buen puerto las propuestas que hemos hecho para la promoción internacional del arte español. Un tema muy complicado por el reparto político de competencias. Vamos también a retomar un proyecto muy importante que se paró durante un tiempo: las relaciones profesionales a tres bandas entre artistas - galeristas - instituciones de arte, basadas obligadamente en acuerdos contractuales. El artista tiene que tener una seguridad para trabajar, el comisario también y el museo tiene que asegurarse que se le entregará lo que ha encargado. Creo que solucionar las relaciones entre museos y artistas puede ser más fácil que entre galerías y artistas. Las galerías se están resistiendo, pero llegará un momento en que el pacto caerá por su propio peso, porque los artistas lo están pidiendo masivamente y es evidente que será positivo para todos.

Es decisivo el trabajo que también hemos recuperado, liderado por Juan Luis Moraza, Salomé Cuesta y Maite Camacho, sobre educación artística en todos los niveles. Desde la infantil a la universitaria. Tenemos ya una cita con el Secretario de Estado de Universidades para transmitirle la preocupación por el futuro de los estudios de Bellas Artes, y creemos que las conclusiones de este grupo pueden tener una gran incidencia. Y auguro un gran éxito al documento que preparamos sobre el trabajo de los comisarios independientes, dirigido por Karin Ohlenschläger. Queremos, por otra parte, analizar la nueva ley de Patrimonio para asegurarnos que toma en cuenta las dificultades a las que se enfrenta el coleccionismo en España, y todo lo referente a donaciones y daciones, patrocinio y mecenazgo.

A-DESK: No hay duda de que una relación contractual interesa a ambas partes. El principal interesado en que tú respondas a los honorarios que te están pagando es la administración.

EV: Claro, para el museo o el centro de arte todo está en el aire también. Lo que intentamos desde el IAC es mediar, porque tenemos socios de todos los gremios. Hubo una comisión que ya hizo una propuesta y tenemos un documento que se parece bastante al que han hecho los artistas, menos detallado y menos legalista, pero la base era la misma. Pero no hubo acuerdo. Ahora ha pasado el tiempo, y se va viendo más la necesidad. Galerías que en ese momento decían rotundamente no, sabemos que están ya haciendo algunos contratos. Es lo lógico. Hay que intentar facilitar el proceso y dar algunas mínimas pautas.

Madrid vs. España

A-DESK: Respecto al ámbito de actuación, claro que es plural y querrá abarcar toda la geografía del ámbito español, pero no deja de surgir en Madrid y supongo que habrá una mayoría de miembros que serán de allí.

EV: Ahora aproximadamente la mitad de los socios están en Madrid, pero tendemos a que la proporción se vaya equilibrando. Uno de los objetivos de esta junta es ocuparse más de lo que está ocurriendo en otros lugares, e incrementar el número de socios en todas las comunidades. En Madrid es forzoso concentrarse, pues aquí dialogamos con la administración estatal, pero es verdad que hemos dedicado más atención al Ayuntamiento de Madrid y a la Comunidad de Madrid (con los que hemos tenido una relación más bien agria) que a otras como la Comunidad Valenciana, donde la situación es más sangrante. Pretendemos que haya en cada comunidad o en cada ciudad con actividad artística una persona que, por una parte, represente al IAC y por otra, pueda pedir el apoyo en situaciones en las que podamos ayudar.

A-DESK: Pero es una asociación de ámbito nacional en un país en el que la definición de nacional es compleja y la cultura está transferida a cada comunidad autónoma. ¿No es muy complicado articular todo esto?

EV: Creo que no podemos inmiscuirnos en asuntos que los afectados consideren propios pero sí podemos tener iniciativas que puedan ser aplicables en todas partes y podemos apoyar si no hay ningún problema para que lo hagamos. Cuando nos manifestamos acerca del MUSAC, se podría entender que nos metimos en un terreno que no nos correspondía, pero ¿quién defiende en Castilla y León los intereses de los profesionales del arte? Hay una asociación de artistas recientemente creada, y les invitamos a que se sumaran al comunicado que hicimos, en el que participaron todas las asociaciones nacionales salvo el Consejo de Críticos, y ellos prefirieron hacer uno propio. Me parece correcto.

A-DESK: Cuando hablábamos de los dos elementos, de regulación y de vigilancia, quizás el de regulación es posible hacerlo desde Madrid, pero el de vigilancia es bastante más complicado.

EV: Es más complicado porque nos falta información, y eso lo podemos ir resolviendo teniendo enlaces en todas partes, que nos transmitan cuales son las preocupaciones, los detalles de procedimientos que no salen en los periódicos nacionales o que no nos comentamos con frecuencia. Por ejemplo, el trabajo que vamos a emprender en Valencia lo dirigirán dos miembros de la junta directiva que viven allí: Salomé Cuesta y Aramis López. Lo primero que les hemos pedido es que hagan un pequeño informe de cuáles son las carencias y los problemas y a partir de ahí veremos qué estrategia puede ser más adecuada. Hay que empezar por el estado de opinión, por hacer saber. Dentro de unos días vamos a tener un encuentro con la asociación de artistas que se acaba de constituir, y no dudo que uno de sus objetivos será oponerse al estado de cosas que allí suceden. Seguramente colaboraremos en este asunto. Quizás hagamos después una rueda de prensa. No un manifiesto, sino una propuesta que difundiremos a la prensa y en la Web. Estas cosas van funcionando poco a poco, tienen un eco y los políticos, por depender de la opinión pública, empiezan a ser sensibles y a ver que es mejor ceder un poco.

Aplicarse el cuento: buenas prácticas desde dentro

A-DESK: ¿Cómo se financia el IAC?

EV: Con las cuotas de los socios, exclusivamente. Ahora hemos empezado a pedir algunas ayudas públicas. Hemos presentado tres proyectos: uno para hacer de la Web un verdadero centro de información y debate; otro para hacer un estudio en profundidad de estructuras de gestión en museos y centros de arte; y otro para hacer un modelo de análisis territorial de la situación del arte contemporáneo a partir de criterios geográficos.

De momento, tenemos dinero para pagar a la secretaria, los gastos de material y los viajes de algunos miembros de la junta directiva que no viven en Madrid para asistir a las reuniones cada mes y medio. No tenemos sede. En algún momento espero que la tengamos. Nos reunimos en La Casa Encendida, que nos cede una sala para las juntas y las asambleas. Hemos rebajado la cuota de los galeristas para que no haya diferencias entre lo que aportamos unos y otros, así que ahora debemos esforzarnos en conseguir nuevos socios. Pero nos va bien porque desde la asamblea de diciembre tenemos 25 nuevos socios.

A-DESK: Y aplicando las buenas prácticas, ¿tenéis un período máximo de permanencia en la junta directiva?

EV: Seis años de permanencia máxima en la junta directiva, sea el cargo que sea. Ya he estado tres años como vocal, así que podré estar tres años más como presidenta. Esta vez la junta no ha cambiado totalmente, en primer lugar porque había gente que me parecía que podía aportar mucho y en segundo para no dar sensación de ruptura con el trabajo anterior. De hecho quedamos siete de la anterior junta directiva. A la vez las nuevas incorporaciones le han dado otro aire.

A-DESK: Desde tu posición como crítica de arte y profesional del sector, ¿no crees que la reflexión sobre las políticas culturales está ocupando el espacio de la reflexión sobre la propia producción cultural?

EV: Creo que ocupa una parte, aunque no la principal. La cuestión es que ahora es necesaria esa reflexión sobre las políticas culturales, todavía. Tenemos que sentar las bases y cuando sean firmes a lo mejor disolvemos el IAC... o no: lo enfocamos a una reflexión sobre el contenido de las artes, más que sobre los métodos.

A-DESK: ¿Hasta qué punto tu papel como presidenta de IAC puede encontrar interferencias con tu trabajo personal como crítica de arte?

EV: A veces es difícil. Nunca me he casado con nadie. Y puede resultar problemático: tengo que saber diferenciar la actitud cuando hablo en nombre de la asociación, siendo dialogante y cordial, de cuando soy crítica. Puede ocurrir que esté pidiendo ventajas para los socios a un museo mientras aparece una crítica negativa sobre una de sus exposiciones. Debo dejar claro que tengo dos caras.

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