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Espacio Marzana presenta "Bision, Ziega" con una instalación propuesta por Roberto Atance y comisariada por Basilio

Espacio Marzana

Hasta el 28 de agosto de 2019

 

Presentada bajo un título de apariencia enigmática y rotunda, a partir del día 2 de agosto se podrá ver, en la galería Espacio Marzana, de Bilbao, una instalación propuesta por Roberto Atance y comisariada por Basilio. Veinticinco obras de veinticinco artistas agrupadas en conjuntos separados de cuatro en cuatro, salvo uno, que excepcionalmente lo formarán cinco, y en el que se propone, en primera instancia, un complejo juego con el concepto de autoría, pues, desposeídos los autores de su nombre (tan solo se los presenta por la herencia, por el apellido, por la obra que abandonó algún día el protegido espacio del taller) será ahora Atance el encargado, con esas piezas o capítulos, de armar una nueva, autónoma, aunque cargada inevitablemente de sombras. Román, Ocariz, García Pozuelo, López/ Gaüeca, Molero, Goñi, Sorrouille/ Ansareo, Sádaba, Lazkoz, Herrero/ Vicario, Marcote, Vicente, Peral/ Sáez, Álvarez, Atance, Elorriaga, Uranga/ Marty, Gómez, Democracia, Sierra, son los artistas con los que Roberto ha decidido organizar su discurso . La idea de la pérdida, de la muerte, de la desaparición, hilvana una muestra que poco pretende tener de ciega u oscura y que se sirve de ese poso que queda tras la aniquilación para proponer un canto al rescate a través del conocimiento y del juego entre discursos de apariencia dispar.


Si el título nos invita, mediante un doble ardid, a escapamos del aburrimiento de la literalidad, pues una lectura rápida nos hará caer en el error o en la trampa de una corrección innecesaria mientras, en realidad, de lo que se nos quiere hablar es del resultado que surge tras la resurrección, tras el rescate de los objetos que por alguna razón se han visto perdidos u olvidados o desposeídos y, también, del encierro forzoso, el calabozo, el archivo o el nicho, la instalación, cargada de lecturas cruzadas, paralelas, insistirá , de forma sensible, en ese mismo juego al abrir el cajón donde se guardaban todas esas cosas que el tiempo, por desgaste o desidia, va inevitablemente perdiendo y que ahora, como piezas que remedian a un viejo juego de construcción, parecen revivir en algo insólito, sorprendente .
Quizá Bisión, Ziega consiga, arriesgándose a dar un paso hacia adelante, cargarse, de una vez por todas, la tiranía impuesta por la segunda ley de la termodinámica. Si no es así, tampoco importará mucho; el tiempo, a fin de cuentas, ajeno y ciego a nuestros esfuerzos, terminará por borrarnos a todos. Mientras tanto, disfrutemos con nuestro empeño de importunarlo un poco.