Estudiopablodelillo presenta "Relacional Post ST 2.0" comisariada por Alejandro Alonso Moro en la Noche Blanca Oviedo
Artistas: Andrés Montes, Juanjo Palacios, KRAPOOLA, Lucas Salinas, Menhir, Mind Revolution y Sara Álvarez Gómez.
Del 3 al 11 de octubre de 2020
Reserva tu plaza en: pablodelillo@icloud.com
Y aún diré que las sigo viendo, porque las sigo oyendo, que es verlas por mirarlas en esa música callada e imborrable que es [la esencia] misma (…) en su efímera aparición imperecedera.
José Bergamín
La hipervisualidad llegó a tal extremo, que los flashes acabaron con toda retina. Poco a poco la vista fue mermándose y las imágenes perdieron interés y capacidad comunicativa. La resolución, borrosa y descolorida, disminuyó hasta desaparecer. Solo unas formas fantasmales constituyeron el imaginario visual de los cuerpos que habitaban ese mundo. Nuestro mundo. La tecnología no fue capaz de abrir párpado alguno. La vista se supeditó al resto de sentidos y poco a poco fue perdiendo posiciones hasta quedar relegada al olvido. El oído se instauró como el sentido capital.
¿Cómo exploraríamos la visualidad en ese contexto? ¿Es posible explorar la visualidad a través del oído o desarrollar unos sentidos a través de otros? ¿Corremos el riesgo de debilitar nuestras capacidades perceptivas en un contexto de hipervisualidad?
En Ensayo sobre la ceguera, Saramago nos advertía de las posibles consecuencias de un mundo sin la vista. Un importante ejercicio teniendo en cuenta que la sociedad occidental ha perpetuado la visualidad como rasgo principal y la imagen como unidad mínima de representación de la mayor parte de su imaginario cultural.
Desde hace siglos, se nos ha educado a través de lo visual y hoy, en un contexto de hipertrofia visual, se produce un aumento de intensidad que llega a mermar la potencialidad de otros sentidos. Existen estudios en torno a jerarquías que determinan la importancia de unos sentidos sobre otros y la vista parece ser líder. De todos modos, el conjunto de todos es el que nos ha conformado y conforma como los seres que fuimos y somos.
Por esta razón surge la idea de comunicar lo visual a través del sonido, en un intento de poner a prueba nuestras capacidades de experimentar lo sonoro y de reconocer nuestros sentidos y la relación que existe entre ellos a la hora de construir nuestra percepción del entorno. [Existe] una potencia vital que desborda todos los ámbitos y los atraviesa. Esa potencia es el Ritmo, más profundo que la visión, la audición, etcétera. (…) Lo último es pues la relación del ritmo con la sensación que pone en cada sensación los niveles y los ámbitos por los que pasa. Y ese ritmo recorre un cuadro de igual modo que recorre una música expresó G. Deleuze hace poco menos de cuatro décadas. Hoy, apoyándonos en su planteamiento, abrimos la posibilidad de identificar el ritmo a través de la traducción o diálogo con la imagen mediante el sonido, revelando piezas artísticas que seducen nuestros oídos con espacios, movimiento, formas o colores. Cada obra está ubicada en un espacio simbólico y homogéneo resaltando la cualidad inmaterial de cada pieza y del conjunto.
Las manifestaciones culturales que habitualmente consumimos se reducen, en esa ocasión, a propuestas sonoras que aúnan diferentes disciplinas artísticas en una, el arte sonoro. Es complejo hablar de arte sonoro como disciplina. El arte sonoro parece haber nacido ya en una intersección y su naturaleza interna le hace compartir campo compositivo con otras disciplinas. En esta ocasión la encrucijada está compuesta por traducciones y diálogos entre sonido y escultura, performance, fotografía, poesía, arquitectura y pintura. De repente, disciplinas definidas se tornan expansivas en el momento en el que el sonido pasa a ser el lenguaje único mediante el que experimentarlas. La activación del sentido la vista en lo sonoro genera una percepción diferente del espacio, el movimiento, la forma o el color, al mismo tiempo que traduce la esencia plástica del objeto en una experiencia multisensorial que lleva lo visual al terreno de lo sonoro, estableciendo una simbiosis sensorial.
La propuesta toma el nombre de un fanzine que versa sobre un mundo futuro y distópico en el que el único medio posible para comunicarse es el sonido. Dicho Fanzine, se titula Relacional Post ST 2.0 y es un trabajo de Sara Álvarez Gómez, artista y gestora cultural asturiana.