Gema LLamazares. Gabriel Truan en la Galería Gema LLamazares: anomia
Hasta el 16 de febrero de 2012.
He olvidado aquella palabra que significa las posibilidades de una figura geométrica inscrita en
el mundo. Un vistazo a mi alrededor me confirma la existencia de una extensa variedad de estilos; el
aislamiento es forma tan estática como estética; la pintura registra el instante por el que se filtran las
ideas, no siempre certeras, la mayoría de las veces con la única vocación de relacionarse entre sí.
Una nota de Scelsi, un cuervo, nubes, encuentros y desencuentros, un perro veneciano, la costa
bretona, montañas de Asturias, landas y tramas, un escudo, la llamada atenta del contrasentido, una silla
de ruedas, un dibujo de Holbein, polaroids, la pared, muerte y pesadillas, la vigilancia de aquello con lo
que hemos de vivir.
Esta serie comenzó tal vez en la plaza de San Giacomo dall’Orio, en Burdeos o en Basilea, se desarrolló
en capítulos, con la necesidad del homenaje que implica hoy toda pintura; luz y sombra de frágiles
límites, territorio acuciado por el error y la verdad, por el gesto que se acerca y se aleja de la superficie.
Valores conceptuales en el tiempo, ilusión cinematográfica, toxicidad, terreno de juego, carne,
peligro, ironía, dignidad, lo anhelado y lo imposible, ganancia de la naturaleza, humanismo, paisaje.
Ocupar un espacio. Desde la primera tela escrita a máquina hasta la saturación de la materia
negra y oleosa que sale del tubo, negro humo que se adhiere y se evade y se oculta ya sin la sucesión
arbitraria de las horas. Extraños elementos remiten a una ficción. Y el espejo se hace a veces necesario
para mostrar lo que dejamos atrás.
diciembre 2011
Gema Llamazares Galería de Arte
Instituto 23
Gijón
Asturias