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Inauguración Miguel Solans en Galería Antonia Puyó

Galería Antonia Puyó


Mudanza de Miguel Solans (Maiky Maik)
Inauguración 16 julio 19.00h

16 julio al 30 agosto 2021


MUDANZA es la primera exposición individual de Miguel Solans en la galería Antonia Puyó.
Todo cambio hace que determinadas cosas terminen. Queda la inevitable sensación de no saber si han ocurrido. Lo real se transforma en un recuerdo, y poco a poco se va diluyendo como si se tratara de un sueño. 
Lugares que están en mi memoria, pero no tengo la certeza de haber estado en ellos 
Las obras son una materialización de una idea o recuerdo. No suelo tomar imágenes de referencia, ya que no busco veracidad en las representaciones sino más bien transmitir una cierta sensación o un cierto estado en el que me encontraba cuando pintaba la obra.

Difuminados entre recuerdos y ensoñaciones, los cuadros e ilustraciones de Miguel Solans (Zaragoza, 1990) transportan a un espacio liminal en el que la veracidad cede el paso a una realidad íntima y emocional de imágenes ambiguamente autobiográficas. Iniciándose en el dibujo desde niño, desarrolla primero un interés por la ilustración, a la par que recibe influencias de la cultura skater tanto a nivel musical y cinematográfico como humano. Impregnando la presencia de textura en su obra, mantiene un proceso de trabajo analógico que parte del dibujo y del registro del lápiz en el papel, centrándose en colores vibrantes que se incluyen como otro más de sus sujetos recurrentes. Caballos, flores y retratos se encuadran por igual en composiciones que danzan entre la centralidad y la inclinación para provocar un juego ilusorio de perspectivas y capas de profundidad y complejidad psicológica. En 2019 se muda a Barcelona y empieza a focalizarse en la pintura, medio que le permite una mayor sinceridad e introspección, en la que la memoria y la somnolencia se convierten en fuentes de imaginario, convergiendo en personajes torcidos y suspendidos, bañados en atmósferas de color de escenas que parecerían frases a medias del último momento antes de despertarse. Esta sinergia visceral y surrealista derrite el tiempo linear, embriagando al espectador en una nostalgia sinestésica que hace de lo personal lo universal, permitiendo conectar al instante con el registro pictórico del artista.