José Luis Puche presenta "Como nieve que baila" en el CAC de Málaga
Del 17 de Mayo al 26 de Agosto.
Como nieve que baila es la última exposición individual del artista malagueño Jose Luis Puche que se inaugurará el 17 de mayo en el CAC Málaga y finalizará el 26 de agosto. Para esta muestra el artista ha realizado en su amplia mayoría piezas ex profeso para el CAC, buena parte de ellas en gran formato, siendo 29 los dibujos componen la exposición.
Jose Luis Puche nos presenta una relación de dibujos con claras pretensiones pictóricas realizadas al modo de palimpsestos, cuya labor procesual finalmente dictamina que el valor del dibujo es el que impera sobre el papel. De tal modo con esta dicotomía de sucesos el artista considera que aquello que queda en el papel no es un mero dibujo, sino un acontecimiento donde la narrativa comienza cuando la obra llega a ser observada, nunca antes. En los papeles de Puche la banalidad de lo mirado está estratégicamente envuelta en un aire impregnado por el sutil aroma del misterio. Un misterio muy cercano, en ciertas ocasiones, a lo que Freud llamó unheimlich, es decir, lo desconocido, lo clandestino, lo extraño que a menudo produce inquietud y nos desasosiega.
Encontramos en el despliegue escénico de Puche una permanente dialéctica entre lo estático y lo dinámico. La misma naturaleza estática del cuadro en que el artista se obliga a fijar una imagen, por definición, detenida entra en claro conflicto con la narrativa visual del propio cuadro, un dibujo punteado de movimiento y pleno de dinamismo en su aspecto compositivo. No solo en la práctica totalidad de sus escenas con figuras nos hallamos ante representaciones de un marcado dinamismo que, a veces, parece desafiar incluso a las leyes de la gravedad, la naturaleza se nos presenta turbulenta y en estado de excitación. Esta tensión de principios opuestos contribuye, de una manera velada pero efectiva, a que se manifieste el elemento perturbador.
Por la complejidad técnica de su dibujo y por el formato ciertamente heroico de muchos de sus papeles lo que en esta exposición se nos ofrece no es sino, en realidad, una sucesión de cuadros concebidos y resueltos como si de pintura se tratara. Urdidos con cálculo en el ajustado pero sugestivo espectro cromático del gris –color, en principio, de exigua fuerza expresiva al que, en ocasiones, hace convivir con golpes de color más vivo- Puche ha sabido sacar, gracias a la lúcida combinación de una batería de recursos técnicos, resonancias a sus grisallas de una fuerte plasticidad logrando la sensación de corporeidad de la materia típica de la pintura. La presunta indiferencia emocional del gris queda contrapesada por un toque del lápiz muy físico que convierte al dibujo en un apasionado baile corporal.