JosédelaFuente participa en LOOP Barcelona con Mathilde ter Heijne
JosédelaFuente / LOOP Barcelona
Del 19 al 21 de noviembre de 2019
Moon Rituals (2007) de Mathilde ter Heijne muestra partes de dos rituales de santificación realizados durante la luna llena y liderados por sacerdotisas contemporáneas ( Ricarda Sagehorn and Maggie Tapert) que adoran a una Diosa. Además, durante los rituales, las reconstrucciones de las piezas arqueológicas se cocieron con leña de manera arcaica.
En la época de la antigua agricultura en Europa, los agricultores del neolítico desarrollaron modelos culturales propios a lo largo de varios milenios.
La recolecta de alimentos permitió que la producción de éstos y la caza se convirtiesen en una forma de vida establecida, aunque ello no produjo cambio importante en la estructura del simbolismo, sí que nos llama la atención la continuidad de los símbolos a lo largo de los milenios desde los tiempos de la Edad de Piedra. Es decir, muchos aspectos espirituales atribuidos a una Diosa prehistórica —el nacimiento, la fertilidad, las influencias en el crecimiento, proporcionar y proteger la vida o los alimentos, la renovación de toda la vida en la tierra y en el cosmos y ser portadora de la muerte— perduran en la actualidad como también aquellas creencias agricultoras relacionadas con la esterilidad y la fertilidad, la fragilidad de la vida, la constante amenaza de destrucción y la necesidad periódica de transformar los procesos generacionales de la naturaleza.
Alrededor del año 25.000 a.C., esculturas de huesos, marfil o piedra y símbolos como vulvas, triángulos, senos, chevrons, zig-zags, meandros o marcas de cazoletas fueron la vía para encarnar y representar dichas creencias que, a su vez, están instauradas en un sistema simbólico que representa el tiempo de modo cíclico, mítico.
En el arte esto se expresa a través de signos movedizos y dinámicos (espirales giratorias o serpientes enrolladas como símbolo de energía vital y benevolencia), cuernos, semillas, brotes o ciclos como las fases lunares —nueva, creciente y menguante—, insinuando a su vez la semejanza con la mujer virgen, adulta y anciana. En cuanto colores, el negro —simboliza el vientre de la Diosa donde comienza la vida— es el color de la fertilidad y el blanco —refleja el tono de los huesos— el color de la muerte.
La religión centrada en esta Diosa existió durante un largo periodo, sobrevivieron a la superposición de los mitos indoeuropeos y finalmente a los mitos del cristianismo dejando así una huella imborrable. Las imágenes y símbolos sagrados de la antigua Europa nunca han sido totalmente desplazados; los rasgos más persistentes en la historia de la humanidad están arraigados profundamente en la psique.
Viejas tradiciones, especialmente aquellas relacionadas con el nacimiento, la muerte y los rituales de fertilidad de la tierra, siguen practicándose en la actualidad.