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Juan Gonzalez de Riancho. Emilio Gonzalez Sainz, " TRES RUSOS EN EL JARDIN", en Galería Siboney.

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La galería Siboney, retoma su actividad expositiva en su espacio de la calle Santa Lucía, tras dos semanas en las que ha participado en otras tantas ferias de Arte Contemporáneo, -Estampa, Madrid y Swab, Barcelona-, y lo hace presentando los trabajos recientes de Emilio González Sainz, (Torrelavega, 1961) artista vinculado a la galería desde sus inicios, -que ha seguido sus pasos y su crecimiento como artista- cuya obra ha sido premiada y proyectada con profusión por galerías y ferias, y lo hace con una muestra en parte complementaria a la realizada los pasados meses de Julio y Agosto en el Centro de Arte del Faro de Cabo Mayor.

Se trata de una exposición con un sugerente título, “TRES RUSOS EN EL JARDÍN”, en la que el artista presenta una colección de 21 acuarelas en las que “narra” parte de las relaciones e influencias en su formación, de tres importantes escritores rusos, como son Chéjov, Turgueniev y Tolstói. Dice Emilio en su texto de presentación: “Cuando tenía dieciséis o diecisiete años leí “Crimen y castigo”. Ahí empezó todo. Me zambullí en las calles oscuras de los locos. En sus buhardillas y palacetes habitados por borrachos, visionarios y epilépticos. Descubrí a un narrador excesivo y desesperante del que ya no me separé. Después salí de San Petersburgo y empecé a vagar por el campo. Estepas y bosques infinitos de abedules. Allí pude respirar por fin. Me sentí bien. En uno de esos caminos conocí a Turgueniev y me fui con él. Era un señor muy amable y elegante. Todo un “gentleman” con el corazón dividido entre la culta Europa y la atrasada Rusia. Tenía la voz aflautada y era muy grande. Parecía un oso. Un oso con una cuidada barba blanca. Y amante infinito. Como los abedules. Un pájaro sin nido, decía. Pobre Turgueneiv…”

Estamos hablando de la obra de un verdadero francotirador del paisaje, un artista que ha forjado con paciencia, silencio y minuciosa caligrafía una personalidad pictórica que invita a redescubrir el entorno. Sus paisajes son iconos poéticos que forman parte de la pintura cántabra más reconocible de los últimos años, y en esta exposición presenta junto a las acuarelas, unas pinturas al óleo -sobre metal o sobre tela-, que constituyen un conjunto de visiones primorosamente recopiladas por un coleccionista. Se trata de verdaderas ensoñaciones, que cómo dice el artista, “Son pinturas que surgen del pincel. Parece cosa de magia. El pintor se sienta delante del lienzo y nada más debe rendirse a la ensoñación. Entrecierra los ojos y, sin saber cómo, alguien le introduce en el cuadro y éste va siendo revelado. Así surgen estas pinturas. No hay programa. No hay proyecto. Hay placer, sensualidad, ensoñación.”

Se trata de un paseo sutil y delicado por obras de pequeño y mediano formato. Entre gabinetes íntimos, turbadores paisajes, habitados por pequeñas figuras, y una paleta sin estridencias, testigo cómplice del ciclo de la vida, el pintor aporta su delicado universo que apela a reconciliarse con la naturaleza.

Como diría Jesús Marchamalo en su blog: “Siempre me han gustado sus paisajes, llenos de árboles y acantilados. Gaviotas, cielos nubosos, y ese mar plácido a veces, y otras hosco, cruzado de barcos con las velas desplegadas. Un escenario de solitarios melancólicos: escaladores y paseantes decimonónicos, de catalejo y levita, melena al viento, botines y bastón. Lagos y caminantes, tocones y pinares, casas con chimenea y un azul con nombre y apellidos. Tal vez Prusia o Windsor; verde oliva y Perylene, o gris de Payne, que es el mismo color, exactamente, que el de los atardeceres en el Norte”.

Emilio González Sainz, es sin duda uno de los creadores cántabros con mayor proyección nacional y reconocimiento, sin ir más lejos, el pasado mes de julio de este año, obtuvo la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas, que en su 76 edición se le ha concedido a él por el cuadro titulado "Las estancias del Capitán". Ya obtuvo en el mismo año, dos de los grandes premios nacionales de pintura: ’Focus-Abengoa 2009’, y el VI Certamen Nacional de Pintura Parlamento de La Rioja 2009. En Valdeñas, el jurado que le ha premiado, ha destacado la «densidad poética de un lenguaje visual rico en matices y referencias sutiles», así como «la coherencia» en la trayectoria del artista cántabro.

El propio artista, cuya trayectoria se ha asomado a espacios nacionales de Madrid, Sevilla, Barcelona, Orense y Bilbao, gusta hablar de «carisma unitario, coherencia, atmósfera y unidad de estilo», heredero del romanticismo y de muchos pintores del XVIII y XIX. A través de distancias cortas, estancias íntimas, o escenarios abiertos, el imaginario del pintor crece en cada búsqueda. Lo dijo Antonio López a propósito del citado galardón nacional, la suya es «una pintura maravillosamente realizada; un resumen de muchos siglos de arte occidental, que, a su vez, contiene un sentimiento contemporáneo».