ENG

 

Buscar

 

contacto

Contactar con el IAC

Marlene Stamm presenta "Lo que queda" en la Galería Guillermina Caicoya

Guillermina Caicoya Art Projects

Hasta el 6 de abril del 2020

 

La marca era una pequeña mancha redonda, negra contra la pared blanca, cerca de seis o siete pulgadas sobre la chimenea. Ya desde el inicio del relato del cuento de Virginia Wolf, titulado La marca en la pared, publicado en 1917, esta definición descriptiva de una simple marca en la pared, en voz de la protagonista femenina, nos atrapa y nos lleva por un recorrido sinuoso y en espiral del flujo de pensamiento metafísico del tiempo. Hilos, interruptores, agujeros de clavos, manchas de suciedad e infiltración, se transforman en vestigios arqueológicos de subjetividad, y ciertos objetos cotidianos se reubican como sustrato de los días.

La facilidad de que el espectador capte la esencia de estos trabajos, reside justamente en su camuflaje. Se tarda en percibir lo que allí ocurre, en medio de los mil matices que conforman el blanco de las acuarelas, la selección de objetos tan comunes, los desvíos de ruta hacia una poética común. Es necesario un tiempo para conectar con esas narrativas de ilusión y soledad, porque se necesita parar el ritmo contemporáneo, interrumpir las ansiedades, para introducir otras percepciones del espacio privado de la casa/estudio – el más considerado para la artista.

En la obra de Stamm destaca también un determinado modo de hacer: un trabajo manual repetitivo, casi obsesivo, solitario y silencioso, cercano al de las hilanderas y costureras.
En el trabajo de Stamm,  destacan también una cierta forma de hacer: un trabajo manual repetitivo, casi obsesivo, solo y silencios. 

Minutos de luz

Horas y horas son realmente necesarias para que Marlene Stamm capture, grabe y recolecte sus “segundos de luz”. Mucho más allá del virtuoso dominio de la técnica, la atención recae en las minucias de un método preestablecido para el logro del paciente de un resultado;  cuantificado en un número exacto, termina mostrando el procedimiento por repetición exhaustiva: para cada imagen se enciende una cerilla, se registra el tiempo y se registra la duración de la llama, cada cerilla quemada, se cataloga para luego ejecutar  la acuarela.

Las acuarelas se unen al espacio de acuerdo con el orden en que están hechas y ocupan un lugar especialmente designado para albergarlas. Muchos de los sucesos son similares: ya sea las imágenes, ya sea la duración de las operaciones coinciden. Después de todo, es una norma inventada para una actividad sin función práctica que implica dosificaciones entre el azar inevitable y la previsibilidad típica de los materiales industriales. Cada fragmento es su propio testigo de este ejercicio concentrado de absorción; y, una al lado de la otra, las acuarelas reiteran la acumulación temática temporal.