Martínez Avezuela | Artesantander 12-16 jul. | Ignacio Lobera

Ignacio Lobera. Moradores, 2024. Papel con aceite de linaza y grapas sobre estructura de hierro.
Martínez Avezuela anuncia su tercera participación en Artesantander con la presentación de un proyecto individual de Ignacio Lobera (Logroño, 1989). Su obra, profundamente arraigada a una transcripción abstracta de la realidad, se basa en el dibujo y gira en torno a él. La línea está en el centro de un proceso de investigación que condensa elementos gráficos para potenciar su expresividad, a través del movimiento y el espacio. En lo conceptual, sus obras suelen desvelar arquetipos y argumentos mitológicos, que evocan a nuestras emociones más atávicas, y se presentan en un mise en scène donde somos cómplices de nuevas formas de comprender, entre otros, el modelo por antonomasia que ha sido objeto de estudio en el dibujo: la figura humana.
12 - 16 de julio.
Palacio de Congresos y Exposiciones de Santander.
Sardinero. Santander. Cantabria.
Ignacio Lobera (Logroño, 1989) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Cuenca y Máster de Investigación de Dibujo en la Universidad de Granada.
Desde 2019 alterna su estudio de Madrid con la residencia artística Jardin Rouge en la Montresso Art Foundation de Marrakech. Ha expuesto en el Real Círculo de Bellas Artes con la Fundación Guasch Coranty (Barcelona, 2023); Montresso Art Foundation (Marrakech, 2023); galería Lage Egal (Berlín, 2022); Museo Casa de los Tiros (Granada, 2015); galería Rafael Pérez Hernando (Madrid, 2013); y la Fundación Antonio Pérez (Cuenca, 2012).
El trabajo reciente de Ignacio Lobera parte de su interés sobre la representación del cuerpo. Las principales líneas de producción e investigación plástica que está llevando a cabo son la desfisicalización formal de su cuerpo y el estudio de las características materiales del papel; y, en concreto, la expansión del dibujo a partir de su transfiguración de plano a bulto redondo. El punto de partida es la reivindicación del dibujo, su redefinición como disciplina transversal –o autónoma– y la abstracción de la figura humana a través de diferentes ejercicios de deconstrucción. Una práctica donde interpreta sintéticamente la figura en plano, para representarla en volumen, y donde esa transfiguración generada por la expansión crea un espacio que provoca un movimiento. Entonces surge un acto performativo –o una relación íntima entre el papel y el artista– que, como en cualquier relación, lleva consigo una adaptación entre el interés, y las posibilidades de cada uno de sus miembros.
Para ello emplea materiales a los que dota de un nuevo significado a través de su manipulación, proceso en el cual intervienen los sentidos que despiertan entre sus manos: la aridez de la creta tallada; cómo es su tacto al frotarla contra la verjura; el sonido del papel rasgado; el olor a laca; o el susurro hueco del pliego cuando se acomoda de nuevo en su forma.
Más información martinezavezuela.com