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Tete Álvarez presenta la exposición Topografías

Hasta el 29 de Febrero 2012

Galería Arte21

Manuel María de Arjona, 4 14001. Córdoba. España

El interés por los sistemas de representación no es nuevo en la obra de Tete Álvarez, la asunción del espacio público como territorio de negociación le ha llevado a desarrollar un trabajo que investiga sobre las tramas urbanas y las derivas, la representación del territorio a través del mapa y de dispositivos de geolocalización. En Topografías, la muestra que presentamos en Arte21 a partir del 20 de enero, Tete Álvarez (Cádiz,1964) ofrece tres series fotográficas Transurbancias, Ciudades Líquidas y Vértices que responden a estos intereses.

La transurbancia es el método que propone el colectivo de investigación urbana Stalker para atravesar, recorrer y mapear los terrain vague. En Transurbancias, Tete Álvarez propone cartografiar una configuración urbana construida a partir de lo que Castells denomina “una nueva lógica espacial basada en flujos de información, frente a la lógica de la organización social arraigada en la historia de los lugares y territorios locales inmediatos”. Otra cartografía que permita realizar una deriva que gracias a los flujos nos desplace, por ejemplo, desde el barrio porteño de Mataderos hasta el sevillano del Tiro de Línea. Sobre un collage formado por numerosos fragmentos de imágenes satelitales - de tramas urbanas de diferentes lugares del mundo como paradigma de la calidad heterotópica del espacio urbano moderno - se superponen mapas de distintas épocas y procedencias, en alusión al tiempo de la historia, y planos sobreimpresionados de sistemas de comunicaciones, flujos de transportes, líneas de metro, etc. que tienen que ver con la nueva espacialidad de los flujos. Estos flujos forman parte de un sistema global y determinan un tiempo distinto, el de la atemporalidad, el de la aceleración y la simultaneidad, frente al tiempo de las estaciones o de la historia. Los espacios de conexión, vías de transporte o puntos de intercambio telemático son los verdaderos soportes de la identidad metropolitana. Mapas ácronos y heterotópicos y al igual que los de los situacionistas, ajenos a las fronteras administrativas de las ciudades que homogeneizan el espacio.

La metáfora de lo líquido y del fluir define la experiencia urbana actual. Tanto es así que está minando todos los resortes de la ciudad haciendo que la propia idea de urbe se desmorone y sea sustituida por núcleos de población más o menos informes. Lo más interesante de este proceso hacia lo líquido es que está afectando incluso a las viejas ciudades. Mientras la memoria de los lugares se fija cada vez más gracias al fenómeno turístico, la realidad de estos lugares se diluye cada vez más rápido. Ciudades líquidas toma como punto de partida imágenes satelitales de cascos urbanos de ciudades históricas para metamorfosear su trazado y convertirlo en un líquido denso pero a la vez fluido. Como apunta Pérez Villén en el texto editado con motivo de la muestra, “el proceso comienza con la elección de una determinada ciudad histórica – Estambul, Córdoba, Jerusalén- para centrarse en la herida que representa su trama. El tiempo se cobra la recompensa de su lento discurrir y facilita la emergencia de un tatuaje, siempre luctuoso. A la vez que se objetiva una imagen del caos –ese retrato a contraluz que representa la cicatriz de la historia- de forma paulatina fermenta la impresión de que los lugares ya no importan y que los límites no marcan pues todo se desborda. La ciudad se extralimita y sólo consigue transpirar la imagen líquida de lo que fue su pulso.

Las redes geodésicas están formadas por un conjunto de puntos materializados sobre el terreno, los vértices geodésicos, de los cuales se ha medido su posición con una gran precisión y que se han materializado sobre el terreno con hitos o señales. Esta materialización se hizo, por lo general, con cilindros de 1,20 metros de altura sobre un dado de hormigón cilíndrico o cuadrangular. Encima de la señal se instalaba el instrumento topográfico para hacer las mediciones necesarias, y desde cada una se deben ver varias, por lo que están situados en los lugares más altos y despejados. Vertices trabaja en el orden de interrogar acerca de la percepción del espacio, del territorio que permanece en la época del fin de la geografía, cuando las distancias han quedado reducidas por la instantaneidad de los flujos de comunicación en tiempo real. Para Pérez Villén estos Vértices conforman “una suerte de paisajes involuntarios. Y lo son porque cada fotografía de la serie –las imágenes incorporan las coordenadas exactas de su localización- además de señalar la aleatoriedad de la elección y el caprichoso artificio que otorga a cada lugar la singularidad y la virtualidad de la naturaleza, se debe en exclusiva al precepto de informar sobre la contingencia de un dispositivo determinado de la trama topográfica”.

Tete Álvarez realiza desde principios de los noventa obras en las que toma como soporte la instalación, el vídeo y la fotografía. Desde entonces ha realizado exposiciones individuales en las galerías Cavecanem (Sevilla), Trama (Barcelona y Madrid), Valle Ortí (Valencia) y T20 (Murcia), además de instituciones como el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla) y el Centro de Fotografía de la Universidad de Salamanca. Desde 1998 sus trabajos han estado presente en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, así como en exposiciones colectivas en distintos países de Europa y América. Seleccionado por Okwui Enwezor para participar en la II Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla, sus trabajos han podido verse entre otros en el Salón Internacional de Fotografía, Paris Photo de la mano de la galería T20. Cuenta con obra en museos y colecciones como la Ordóñez-Falcón, la colección Testimoni de La Caixa, el Centro de Fotografía de la Universidad de Salamanca o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. La exposición en la galería Arte21 supone la primera ocasión en la que se pueden contemplar los trabajos de Tete Álvarez en una galería privada de Córdoba, ciudad en la que habitualmente reside. Con motivo de la muestra se ha publicado un catálogo con una edición limitada de cincuenta ejemplares con texto a cargo del crítico de arte y comisario de exposiciones, Ángel Luis Pérez Villén.