Comunicado de Artistes Visuals de València Alacant y Castelló AVVAC. Por el cierre y traslado de la Sala Parpalló
Resta y sigue. Otro espacio menos.
¿No es el “traslado” de la Sala Parpalló un cierre encubierto?
Desde la asociación de Artistes Visuals de València Alacant y Castelló AVVAC nos preguntamos si aquello que desde la Diputació de València se presenta públicamente como un traslado no esconde en realidad el cierre de un espacio y la disminución de la actividad en otro.
Sí la Sala Parpalló de Valencia deja su actual ubicación en el antiguo refectorio del Convento de la Trinidad -en la calle Alboraia- para regresar a las instalaciones del Museu Valencià de la Il-lustració i de la Modernitat (MuVIM); y en ese proceso se despide a los trabajadores y responsables de la sala, se suspende la programación que estaba prevista, se prescinde de una línea de trabajo propia, de una autonomía de gestión y de un presupuesto suficiente?esta decisión solo puede interpretarse como el cierre de la Sala Parpalló. Cambiarle el nombre a alguno de los espacios de los que dispone el MUVIM y nombrarlo Sala Parpalló será de paso una manera de reducir la programación de este museo. Dos por uno en el resta y sigue del apoyo de la Diputació de València a la cultura.
Resulta paradójico en este proceso de traslado el recurso a la crisis económica. Primero porque las transferencias del Estado a la Diputació se incrementan en un 2% en 2011, alcanzando los 341,5 millones; segundo, porque el dinero dedicado a las artes visuales contemporáneas es un gasto manifiestamente insustancial y en consecuencia cualquier ahorro en ese ámbito también lo será; tercero, porque en otros ámbitos de actuación donde el populismo parece rentable no parecen esos mismos políticos preocupados por recortar para aliviar la crisis; cuarto, porque su obligación en estos tiempos de dificultades financieras debería ser diseñar planes de rescate, programas de actuación destinados a promover un incremento de la actividad proponiendo así soluciones a una crisis que ya afecta sobremanera a un ámbito social y profesional tan precario aquí como es el de la producción cultural.
¿Que sentido tiene entonces recortar de un gasto mínimo como es el dedicado al arte contemporáneo?
¿No se desprecia además, la dimensión económica de la producción y difusión artística ignorando que cuando se disminuye la actividad o se cierran espacios se afecta a trabajadores de diversos ámbitos: artistas, gestores, carpinteros, electricistas, pintores transportistas, montadores, diseñadores etc?.
La Sala Parpalló acumula treinta años de trayectoria en la comunicación del arte contemporáneo. Desde su inauguración en los años 80 se ha ido constituyendo en un espacio fundamental en Valencia. En ese tiempo se han llevando a cabo exposiciones tanto de creadores jóvenes como consagrados, locales e internacionales y en su última etapa se ha desarrollado una apuesta por los nuevos medios, y los lenguajes y formas expositivas mas innovadoras a la vez que se establecía un estrecho contacto con el mundo artístico y académico valenciano a través de talleres conferencias encuentros etc.
Esa labor lo convierte, actualmente, en el único espacio en la ciudad de Valencia con una identidad propia. La Sala Parpalló además ha destacado por su voluntad de respeto a las reivindicaciones profesionales de los artistas. Y todo ello con un presupuesto muy reducido. En definitiva la Sala Parpalló, ha sido un buen negocio para la ciudad.
La asociación de Artistes Visuals de València Alacant y Castelló AVVAC quiere recordar a la Diputació que en cualquier sociedad desarrollada los gobiernos tiene la responsabilidad de promover la producción y difusión cultural como única vía para alcanzar la excelencia, pero también para el desarrollo y el enriquecimiento de la sociedad, para la innovación y la experimentación, para garantizar el acceso de todos los públicos al arte la cultura y el conocimiento y para convertirla en un bien cotidiano. El lujo que no podemos permitirnos no es el arte, si no precisamente el contrario: la destrucción del tejido cultural de la ciudad. Porque una sociedad que no produce arte y pensamiento es una sociedad empobrecida.