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Melquiades Álvarez presenta "Nuevas Obras 2016-2018" en la Galería Gema Llamazares

Galería Gema Llamazares

Del 28 de marzo al 28 de mayo. 

La galería Gema Llamazares acoge los nuevos trabajos de Melquiades Álvarez (Gijón, 1956), realizados entre 2016 y 2018.

Es para nosotros todo un placer contar por tercera vez con uno de los artistas más prominentes y significativos del actual panorama artístico asturiano, Melquiades tiene tras sí una trayectoria y una obra que lo valida como una de las más sólidas figuras de la plástica actual. En esta exposición el artista desarrolla y continua con su trabajo de los últimos años, caracterizado por el uso de la madera como soporte y material expresivo.

Es necesario contemplar estas obras en sus entresijos y la particularidad de cada de una de ellas, pues como indica el artista en su texto introductorio huye de la sistematización o del manierismo para llevar a cada obra a donde debe o le lleve. Melquiades Álvarez sigue horadando parcialmente algunas obras, si bien hay en estos trabajos más tratamiento de superficie: relieves explícitos o sutiles, realce de las vetas, collage y un mayor realismo en el acabado de las obras.

La exposición cuenta con la presencia de temas habituales del artista como la naturaleza, si bien volcados ahora hacia composiciones algo más oníricas, el empleo del color negro como ambiente penumbroso más que como fondo y llevadas esas composiciones hacia los géneros clásicos: figura, paisaje, bodegón, flores. A propósito de flores, esas son las protagonistas de las pequeñas tablas quemadas que sirven de base formando en su conjunto la obra “Resurrección”.

Otra presencia habitual en la obra de Melquiades son las obras sobre papel, destacando aquí el conjunto que el artista titula con intención ambivalente para miradas atentas “Tocando el cielo”, pequeñas obras de óleo sobre papel, o su acuarela “Poética, variación tercera”, y tres dibujos más de años anteriores, “Luna de barrio”, “Luna de nieve” y “Aire”, que tienen también cabida en esta exposición. La exposición, sin ser buscado, podría dividirse en dos partes: aquellas obras en las que domina el cielo y las tonalidades claras, y una segunda donde ganan fuerza la nocturnidad y el sueño.